Geronimo Pratt, exlíder de las Panteras Negras injustamente encarcelado 27 años, muere en Tanzania

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Una entrevista del año 2000

Vamos a recordar al ex líder de las Panteras Negras, Gerónimo Ji-Jaga Pratt, que murió en Tanzania el jueves (2 de junio). En 1972 Pratt fue erróneamente sentenciado por la muerte de Caroline Olsen, pasó 27 años en la cárcel, ocho de ellos en aislamiento, en solitario. Fue liberado en 1997 después que un juez declarara nula su sentencia. El juicio por su libertad reveló que el líder de las Panteras Negras de Los Angeles fue víctima del Programa de Contrainteligencia del FBI, COINTELPRO. A continuación, un fragmento de la entrevista que Democracy Now! le hizo a Pratt y a uno de sus abogados, Johnnie Cochran, Jr., en el 2000. También hablaremos con uno de sus amigos y abogado, Stuart Hanlon y con Ed Boyer, reportero de Los Angeles Times, que ayudó a probar la inocencia de Pratt. Dice Hanlon: “El FBI espió a Geronimo prácticamente cada segundo y ellos sabían que cuando ocurrió el homicidio él estaba en Oakland. Cuando comenzamos a discutir este punto, los cables del FBI, algo totalmente inusual, desaparecieron. Y por supuesto, que ellos sabían adonde estaba Gerónimo. No importaba la verdad porque él era el malo, y la verdad estaba en un segundo lugar, hasta en la corte”. Finalmente, Pratt ganó una compensación de $4.5 millones en el juicio de derechos civiles contra el FBI y el LAPD (Departamento de Policía de Los Angeles).

Invitados:

Stuart Hanlon, abogado criminalista radicado en San Francisco que comenzó a trabajar en el caso de Gerónimo Pratt cuando era estudiante de leyes y continuó en el caso durante 23 años hasta que Pratt consiguió la libertad en 1997.

Ed Boyer, fue reportero de Los Angeles Times durante 20 años. Empezó a escribir sobre el caso de Geronimo Pratt a principios de la década de 1990. Reportó sobre el juicio y la liberación de Pratt. 

Amy Goodman: El ex líder de las Panteras Negras, Gerónimo ji-Jaga Pratt murió el jueves a la edad de 63 años en un pueblo de Tanzania, país de Africa del Este.

En 1972 Pratt fue erróneamente condenado por la muerte de Caroline Olsen. Pasó 27 años en la cárcel, ocho de ellos en aislamiento en solitario. Fue liberado en 1997 después que un juez nombrado por Reagan, declarara nula la convicción. Pratt, su familia y la gente que lo apoyaba siempre sostuvieron que él había sido víctima de una trampa del FBI y de la policía de Los Angeles en represalia por su accionar en el Partido de las Panteras Negras. Dos años después de su liberación, Pratt ganó $4.5 millones en compensación en el juicio de derechos civiles contra el FBI y LAPD. La parte del FBI, $1,75 millones representa una de las pocas veces en su historia que estuvieron obligados a admitir culpabilidad en un arresto basado en pruebas falsas.

Geronimo ji-Jaga Pratt, nacido Elmer Pratt, fue originario de Lousiana, condecorado en Vietman, adonde estuvo con la división del Ejército “82nd Airborne”.

Antes de conversar con nuestros invitados, me gustaría poner al aire una parte de la entrevista que le hice a Geronimo Pratt en el 2000, tres años después de su liberación. Nos acompañó en nuestros estudios de WBAI de New York, uno de sus abogados, Johnnie Cochran, quien murió en 2005.

Geronimo ji-Jaga Pratt: Bueno, yo crecí en la segregación, y tuvimos de lidiar con el terror de la violencia del Klan, y otras formas de ignorancia de esa gente. Pero el crecer en este tipo de ambiente, me generó un orgullo, o un sentido nacionalista, de que podíamos gobernarnos a nosotros mismos, que podíamos protegernos, que no necesitábamos estar con nadie que no quisiera estar con nosotros. A partir de esto, yo fui parte de un grupo, escogido por los mayores, que iba a recibir entrenamiento militar, para luego volver a la comunidad y ayudar a protegerla, reviviendo a los viejos soldados. Sucedió que cuando fui seleccionado, sucedió Vietnam, y terminé yendo a Vietnam y sobreviví eso, dos veces, o dos veces y medio. Y cuando regresé, fue poco después del asesinato de Martin Luther King, que causó en la nación negra una reacción más o menos general de “ya no va más”. Y todos decían: “Tenemos que hacer algo”. Entonces, nosotros, los militantes jóvenes tuvimos un accionar a través de toda la nación, y así es como terminé aportando lo poco que podía aportar, en esas ciudades.

Amy Goodman: ¿Y se conectó con el Partido de las Panteras Negras?

Geronimo ji-Jaga Pratt: Bueno, con varias organizaciones, incluyendo el Partido de las Panteras Negras.

Amy Goodman: Entonces, ¿cómo fue que terminó en la corte acusado de la muerte de Caroline Olsen? Ella fue asesinada mientras jugaba tenis en Santa Monica con su marido en 1968. Lo arrestaron y levantaron cargos en su contra, ¿cuándo? 

Geronimo ji-Jaga Pratt: Bueno, me arrestaron dos años después en 1970, en Dallas, Texas, adonde tuve un papel clave en la organización del primer grupo de las Panteras Negras en Dallas y en otras partes del Sur. Me acusaron debido a una conspiración del gobierno, liderada por Hoover -en lo que llamamos el régimen Hoover-Nixon- que fue una conspiración ilegal contra toda la izquierda, contra el movimiento entero.

Amy Goodman: Johnnie Cochran, ¿cómo se relacionó con el caso de Geronimo?

Johnnie Cochran, Jr.: La corte, la jueza Kathleen Parker, me asignó la representación del Sr. Pratt en el caso del asesinato. Yo lo había conocido y representado en otro caso, el llamado “tiroteo de las Panteras Negras”, ocurrido en 1970, 1971, en Los Angeles, que fuera el juicio más largo que se conozca. Y todos los panteras fueron absueltos de todos los cargos, fue un caso falso. Luego, la corte me asignó su defensa en el caso del asesinato en la cancha de tenis.

Amy Goodman: ¿Qué sucedió en el primer juicio?

Johnnie Cochran, Jr.: Bueno, fue un juicio sorprendente. Es decir, nosotros fuimos al juicio sabiendo y creyendo firmemente en la inocencia de Geronimo Pratt. Tratamos de probar su inocencia, de establecer una coartada. Nos enfrentamos a algunos problemas tratando de conseguir que miembros de las Panteras Negras se presentaran a declarar. El Sr. Pratt estaba en Oakland en el momento del asesinato en diciembre de 1968. Ninguno de los miembros afiliados o alineados con las Panteras Negras de la línea de Huey Newton quisieron declarar. Kathleen Cleaver estaba exiliada…

Juan González: Y eso fue a causa de que él había sido expulsado del Partido de las Panteras.

Johnnie Cochran, Jr.: El Sr. Pratt había sido expulsado, y más aún, el FBI había infiltrado el grupo tanto que habían inculcado este tipo de miedo y ansiedades y situaciones. No le permitieron dar testimonio. Logramos que regresara Kathleen Cleaver, y ella fue una testigo importante. No logró dar en el clavo, como hubiéramos querido, pero aun así pensábamos que habíamos ganado el caso. El jurado se mantuvo en sesiones durante 12 días o más, y era un caso cerrado, no se ponían de acuerdo. Pero al final, terminaron condenando a un hombre inocente.

Y fueron todas las cosas que entonces no pudimos ver las que causaron la derrota. El Sr. Pratt siempre decía: “Ellos vienen por mí.” Y yo siempre le contestaba: “Bueno, pero quienes son ‘ellos’?” Y por supuesto, él tenía razón. Como dije, yo aprendí mucho como abogado defensor del Sr. Pratt. Saben que un poco de paranoia es saludable, que hasta la gente paranoica tiene enemigos reales. Y por supuesto, él tenía razón, eran ‘ellos’, el FBI, el programa de contrainteligencia.

Y Amy, y cómo nos enteramos de esto, fue a través del buen trabajo de Stuart Hanlon. En los años posteriores a la sentencia, por medio del Freedom of Information Act (Acta de libertad de información), pudimos enterarnos de algunas cosas, que Julius Butler, que fue el testigo clave de la fiscalía, quien dijo que el Sr. Pratt se había confesado con él, y a quien le pregunté: “¿Es o ha sido usted un informante del FBI o de otra agencia?”. A lo que este hombre, negó diciendo: “No, no.”. Mintió. Hasta ese momento había informado 33 veces. Y era un informante de LADP y de Los Angeles County District Attorney’s Office. Era un informante secreto. Eso hicieron. Intervinieron nuestros teléfonos. Tenían informantes en el grupo de la defensa, con lo que sabían todas nuestras estrategias. Nos nos dieron material sobre Brady, que liberaba de culpa al acusado, en el que el marido de la dama asesinada, había identificado a otras dos personas. Mantuvieron esa información secreta. Hicieron todo eso en un esfuerzo por neutralizar -lo que significa matar, destruir, encerrar para siempre- a Geronimo Pratt, bajo el mando de J. Edgar Hoover.

Amy Goodman: Geronimo, antes de que lo liberaran, después de pasar 26 años y medio en la cárcel, estuvo en aislamiento en solitario durante ocho años.

Geronimo ji-Jaga Pratt: Sí.

Amy Goodman: Podemos decirlo pero, ¿qué significa? ¿Cómo es la vida en total aislamiento? ¿A dónde lo tuvieron?

Geronimo ji-Jaga Pratt: Bueno, me tuvieron en el ‘agujero’ en San Quentin y Folsom. Primero en el ‘agujero’ en Dallas, Texas, adonde me agarraron, y luego en el “agujero” de la cárcel del Condado de Los Angeles, que es como una pesadilla, cuando se habla de los ‘agujeros’ de Texas y del Condado de Los Angeles, la vieja cárcel del condado, y luego en los ‘agujeros’ de las prisiones estatales. Esto significa que este país tortura a la gente. Y ahora mismo, Hugo Pinell lleva 27 años en el ‘agujero’. Woodfox, Wallace y King, quienes están en la Prisión Estatal de Angola en Louisiana, llevan 23 años en el ‘agujero’. Entonces cuando hablamos de ocho años, y vemos lo que está sucediendo hoy, es difícil para mí hablar de esos ocho años por lo que está pasando en este momento.

Amy Goodman: ¿Cuántas horas en el día pasaba encerrado en la celda?

Geronimo ji-Jaga Pratt: Veinticuatro horas por día. Luego, después del segundo año, 23 horas y media. Me dejaban salir media hora.

Amy Goodman: ¿Qué le diría a aquellos que sostienen que el sistema funciona puesto que al fin, fue exonerado?

Geronimo ji-Jaga Pratt: Les diría que esto es la evidencia de lo opuesto, que el sistema no funciona bien. Me robaron siete años de mi veintena, cada minuto de mi treintena, cada segundo de mi cuarentena. Si ese es un sistema que funciona, entonces algo está muy mal con esa manera de pensar.

Amy Goodman: Geronimo ji-Jaga, antes llamado Elmer Pratt, habla en nuestros estudios de WBAI con Juan Gonzalez y conmigo, junto con uno de sus abogados, el fallecido Johnnie Cochran. Sí, el mismo Johnnie Cochran que se hizo famoso con el caso de O.J. Simpson, quien dijo que el caso de Geronimo fue el más importante de su vida, y que el día de su liberación, fue el día más feliz de su vida.

Ese día en el estudio estaba también Stuart Hanlon, quien nos acompaña hoy también. Stuart, amigo y abogado de Pratt radicado en San Francisco, es un criminalista que empezó a trabajar en el caso Pratt cuando estudiaba leyes, y permaneció en el caso 23 años hasta la liberación de Pratt en 1997.

Y está con nosotros, vía telefónica desde Los Angeles Ed Boyer, quien comenzó a escribir sobre el caso Pratt a principios de la década de 1990 para Los Angeles Times, adonde fue reportero, ahora jubilado.

Les damos la bienvenida a ambos a Democracy Now! Stuart Hanlon, comencemos con usted. La noticia de la muerte de Geronimo ji-Jaga, ustedes siguieron siendo amigos hasta el fin. El murió en Tanzania. ¿Vivía allí?

Stuart Hanlon: Correcto. El murió, acaba de morir. Creo que hacía unas tres semanas que había regresado de Louisiana, también estuvo, en un lindo viaje, en California. Se veía muy bien. Fue un verdadero shock, obviamente. Lo había pasado magnífico en California con su hija, nos vimos y vio a alguna otra gente. Pero, ya sabemos, la vida es corta.

Amy Goodman: Bueno, primero, nuestras condolencias para usted y la familia de Geronimo, que vivía con él en Tanzania. Brevemente, describa este caso. Y especialmente para los jóvenes, describa COINTELPRO, el programa de contrainteligencia, y cómo el abogado nombrado por Reagan -y luego un juez también nombrado por Reagan, falló en contra de la convicción de Geronimo ji-Jaga, el jurado nunca supo que la persona que acusó a Geronimo falsamente era un informante de la policía y del FBI. 

Stuart Hanlon: Creo que el punto de inicio es la pregunta que ustedes le hicieron a Geronimo hace años: ¿Cree que el sistema funciona porque usted triunfó al final? Y Johnnie, en un momento -esa es una de las pocas diferencias que tuvimos- dijo que el mismo sistema que lo encerró, lo dejó libre. Bueno, el sistema no funciona. Si tomó, como lo dijo Geronimo, 27 años de su vida para dejar libre a un hombre inocente.

Lo que la gente debe entender, y creo que nosotros algo entendimos entonces pero no en la dimensión que fue demostrada luego, que nuestro gobierno y el gobierno estatal, porque el presidente con el FBI, las fuerzas policiales locales de Los Angeles, los sub-fiscales del distrito conspiraron para condenar a alguien y encerrarlo y enfrentarlo a la pena de muerte a causa de sus creencias políticas y afiliación, allá en los sesentas y principios de los setentas cuando los Panteras fueron considerados por Hoover y otros, especialmente en la comunidad blanca, la amenaza número uno para la seguridad de EE.UU. Imagínense lo que fue, que un grupo de jóvenes afroamericanos, probablemente menos de mil a través de todo el país fueran la amenaza número uno para la seguridad interna. Y por ello, estas personas a cargo de hacer cumplir la ley, y jueces y abogados del distrito decidieron que el fin justifica los medios para deshacerse de ellos, por cualquier medio necesario. Y así supimos que Fred Hampton fue asesinado, otro Pantera de Chicago, y que se conspiró contra Geronimo.

La gente pregunta: “¿Cómo saben que hubo una conspiración contra él, fue una simple cuestión técnica?”. Y yo creo que la mejor imagen es cuando Johnnie le preguntó a Julio Butler, repetidas veces: “¿Fue usted un informante de alguna agencia?” Y este respondió una y otra vez: “No.” Y resultó que, y esto creo que es lo convenció al Juez Dickey, que Butler no sólo era un informante del FBI sino también del Departamento de Policía de Los Angeles, y de la oficina de los abogados del distrito. Y estas tres agencias fueron a la corte, y permitieron que ese hombre mintiera y cometiera perjurio para condenar a alguien. Eso no es una cuestión técnica. Es un ataque al sistema de justicia. Se trató de gente al más alto nivel conspirando para que alguien cometa el delito de mentir con el fin de condenar a una persona por sus creencias.

Y creo que la última pregunta que hizo Amy, ¿qué significa esto para los jóvenes de hoy, que tienen la edad que teníamos Geronimo y yo hace 47 años? Hasta Johnnie era bastante joven. Que la paranoia es saludable, que ahora nuestro nuevo enemigo puede que no sea ni las Panteras Negras ni los grupos afroamericanos, sino que el nuevo enemigo puede ser la gente del Medio Oriente o los musulmanes. Que se los presenta como demonios, como antes se hizo con las panteras, y luego se justifican juicios sin jueces, juicios en cortes militares. Se justifican con tribunales militares en Guantánamo, Cuba. Se justifican todas estas cosas en el nombre de la protección del país. Y lo que no entendemos es que el país se derrumba cuando se hacen estas cosas. Y que el sistema legal se derrumba cuando permitimos que pasen estas cosas. Y eso es lo que cuenta, más que la historia personal de Geronimo, la historia política. Eso creo.

Amy Goodman: Uno de los hechos más remarcables es que el FBI vigilaba de cerca a Geronimo ji-Jaga, como líder de las Panteras Negras, uno de los líderes del movimiento, que habían intervenido una y otra vez sus llamadas telefónicas. Ellos sabían dónde estaba él, ¿no es cierto? Esa noche, por ejemplo, cuando Caroline Olsen fue asesinada en la cancha de tenis adonde había ido con su marido. 

Stuart Hanlon: Bueno, cuando Geronimo estaba aquí, estuvimos mirando en las viejas cajas de documentos de COINTELPRO. Había miles y miles sólo para su caso. Y hace poco, después de la muerte de Geronimo, hablé con un investigador que fue el primero en hallar los documentos. Investigadores y un ex agente del FBI, Wesley Swearingen hallaron los documentos. Pero cuando empezamos a trabajar con el caso, los documentos habían sido eliminados. El FBI seguía a Geronimo prácticamente en cada segundo de su vida, y ellos sabían que él estaba en Oakland en el momento del asesinato. Cuando comenzamos a litigar ese punto, en lugar de entregar los documentos, los hicieron desaparecer. No importaba la verdad, porque él era el malo, y la verdad estaba en segundo lugar, hasta en la corte. Pero, sí, Amy, ellos ciertamente sabían adonde había estado él ese día, y sabían lo que estaba haciendo, como sabían que hacían muchos otros Panteras. Es impresionante la cantidad de tiempo, dinero, esfuerzo puesto en vigilar a este pequeño grupo de activistas políticos.

Amy Goodman: Además de Stuart Hanlon, nos acompaña Ed Boyer, reportero por largo tiempo de Los Angeles Times, ahora jubilado, pero escribió la nota sobre Geronimo ji-Jaga el jueves cuando se produjo su muerte. Ed, cuéntenos cómo se enteró del caso. Su reporte fue esencial en lograr la exoneración y libertad de Geronimo ji-Jaga.

Ed Boyer: Bueno, Amy, vi una nota muy breve en L. A. Times señalando que Jim McCloskey, que dirige Centurion Ministries, se había involucrado en la investigación del caso. Esa fue la introducción, McCloskey había tenido recientemente un caso exitoso en el condado de Los Angeles. Clarence Chance y creo que Benny Powell fueron liberados después de 17 años en la cárcel. Comencé a leer noticias viejas. Y me pareció sorprendente que respondiendo a pedidos hechos en nombre del Acta de Libertad de Información, se entregaron varios documentos que probaban que Julius Butler había sido informante. Durante el juicio a Geronimo, el fiscal había dicho: “El tema clave en este caso es si el jurado le cree o no a Julius Butler. Si le cree, el caso está cerrado”. Entonces montaron todo el caso en torno a Butler. Y menos de siete años después, aparece todo este material -hecho público por el Acta de Libertad de Información- que demuestra que Butler había mentido. Y allí comencé a reportar sobre el caso. Y fue impactante para mí saber que Butler había sido el presidente del directorio de una de las congregaciones afroamericanas más importantes, First AME Church. Comencé a reportar en ese momento.

Amy Goodman: Cuéntenos qué descubrió en ese periodo, y cómo se logró la liberación de Geronimo ji-Jaga.

Ed Boyer: Bueno, creo que él logró la libertad gracias a Stuart Hanlon y Johnnie Cochran. Las mismas personas que usaron a Butler como informante, durante el proceso de presentación de habeas corpus admitieron que éste había sido su informante en tal o cual circunstancia. Dijeron, con punto y coma, qué y cómo había informado. En ese punto, no era posible andar con rodeos.

Yo continué reportando. Hallé uno de los jurados del juicio original, quien me dijo que ella y al menos otros dos miembros del jurado si hubieran sabido que el testigo era un informante nunca habrían votado para condenar al acusado. La situación generada en torno a una fotografía tomada con una cámara Polaroid había sido crucial. Hablé del tema con Cochran, Stuart probablemente habló más que yo con él sobre esto. Los testigos habían descrito a Pratt, mejor dicho al hombre que disparó, sin barba ni bigote. Pero Pratt siempre había tenido una barba tipo “chivita”. Y hacia el fin del juicio, tengo entendido que Johnnie presentó una foto tomada con una cámara Polaroid de Pratt con chivita, como evidencia de que era imposible que entre la fecha del asesinato en diciembre del 68 y Navidad del 68 Pratt hubiera pasado de no tener barba a tenerla. La fiscalía trajo un experto de Polaroid que dijo que el material usado en la fotografía estaba disponible desde hacía solo seis meses. Eso fue muy negativo, según el miembro del jurado con el que hablé.

Yo seguí buscando personas involucradas en el caso, continué reportando la historia, siguiendo pequeñas pistas. Así conocí a Stuart Hanlon. Y de él aprendí mucho, por supuesto.

Amy Goodman: Stuart Hanlon, ¿puede hablar del juez que finalmente anuló la convicción?

Stuart Hanlon: El Juez Dickey -saben, nosotros estábamos en Los Angeles, éramos un grupo de abogados: Johnnie, yo y otra gente -Mark Rosenbaum de la ACLU, Julie Drous (en San Francisco), Robert Garcia. Creíamos que iban a designar un juez liberal de Los Angeles. Y todos los jueces se excusaron, debido a que el ex-DA (sigla en inglés de District Attorney, equivalente a fiscal de un distrito) al que nosotros estábamos atacando era ahora un juez. Nos enviaron al condado de Orange, y todo el mundo nos decía: “¡Oh, es lo peor, no tienen esperanzas!” Asignaron al caso a este juez nombrado por Reagan, y pensábamos que todo estaba acabado. No nos dimos cuenta que se trataba de un auténtico conservador que creía en la Constitución. Cada vez que entrábamos a la corte, debíamos jurar ante la bandera, lo que era algo inusual. Eso ponía el tono, indicaba que íbamos a seguir las reglas.

Creo que el juez estaba conmovido por las pruebas. Johnnie Cochran tenía una presencia increíble en la corte. Y el Juez Dickey se sintió ofendido en lo más profundo, como un buen juez lo estaría, ante la distorsión de la justicia. De lo que hablaba Ed, cómo unos policías y un joven investigador de DA demostraron que Butler era un informante. El Juez Richard Kalustian, el DA del juicio original dijo que él no sabía. Y luego este joven investigador llegó y dijo: “Esta es la carpeta de nuestro informante desde 1970; de Julius Butler, la hallé archivada bajo la letra B”. Y pudimos ver cómo la corte se venía abajo. No era sólo Butler. Había muchas otras pruebas de que Pratt era inocente. Pero al final, anoche miré un video de Geronimo mientras obtenía la fianza. Johnnie dijo: “¿Qué le parece mil por año? Podemos acordar en $25.000.” Y el Juez Dickey tiene lágrimas en los ojos cuando da su autorización. Estaba conmovido por este veterano de Vietnam que había sido víctima de una conspiración. Creo que el juez estaba en shock por lo que había pasado.

Quiero agregar algo, sobre lo que hizo Ed. Fue magnífico, los medios; Ed y otro reportero de Times, Austin Scott, ellos hicieron de esto una noticia nacional. No permitieron que se dejara de lado. Y el poder de la prensa y lo que hicieron Ed Boyer y Austin Scott fue verdaderamente impresionante para mover el caso de Gerónimo.

Amy Goodman: Y Johnnie Cochran, que se hizo famoso representando a O.J. Simpson, quien dijo que este caso fue el más importante para él, y que no descansaría hasta que Gerónimo ji-Jaga fuera liberado. ¿Por qué fue tan importante este caso para Johnnie? ¿El fue designado como abogado de oficio, no?

Stuart Hanlon: Correcto. Porque Johnnie, saben, detrás de todos los trajes elegantes y las corbatas y O.J. era sobretodo una persona que verdaderamente creía en la justicia. Yo llegué a conocerlo bien trabajando juntos en este caso. Y Johnnie Cochran como DA -él fue DA por cerca de cuatro años bajo Van de Kamp- siempre escribía cartas por la libertad condicional de Geronimo en papel oficial de la oficina del DA, y tuvo problemas por ello. El creyó en la inocencia de Geronimo. Y eso significaba mucho para él. Siempre decía, y era cierto, que este caso fue el más importante de todos sus casos. Fue realmente extraordinario ver en el funeral de Johnnie a tanta gente importante, aunque “importante” no es la palabra correcta, tanta gente conocida, y todos querían escuchar a una persona. Hasta Johnnie, dondequiera que estuviera, él también. Esa persona era Geronimo Pratt. Y Geronimo se expresó con elocuencia, fue el principal orador en el funeral de Johnnie, porque esos dos estaban unidos con lazos muy fuertes, ambos eran de Louisiana, ambos afroamericanos en la búsqueda de justicia desde diferentes direcciones. El día que Geronimo salió de prisión fue el día en que vi más feliz a Johnnie, y a todos nosotros.

Amy Goodman: Y ahora vamos a ir a ese momento. Stuart Hanlon, muchas gracias por estar con nosotros, y gracias Ed Boyer -que fuera reportero de Los Angeles Times, por todo su trabajo y por acompañarnos. Vamos a ir a ese día, 10 de junio de 1997, cuando entre exclamaciones de apoyo de su familia, amigos y gente que lo respaldaba, el ex Pantera Negra Geronimo ji-Jaga Pratt sale de la corte de Santa Monica en California después que un juez lo liberara con una fianza de $25.000, 12 días después de haber anulado su condena por homicidio. Este audio proviene de la estación de radio KPFK en Los Angeles. Este es Geronimo ji-Jaga Pratt hablando al ser liberado.

Geronimo ji-Jaga Pratt: Sólo quería agradecerle desde lo más profundo de mi corazón por su justa y valiente decisión, y asegurarle que en cualquier procedimiento de esete caso, yo seré el primero en estar aquí puesto que he tratado de colaborar para resolver este caso, para saber quien mató a la Sra. Olsen. Estoy muy feliz que me haya dado la oportunidad de exponer la verdad sobre los asesinos de la Sra. Olsen. Y puede estar seguro de que acataré cualquier orden o instrucción que la corte me indique. Le doy mi palabra, como veterano de Vietnam y como hombre.

Amy Goodman: Estas fueron las palabras de Geronimo ji-Jaga Pratt el 10 de junio de 1997 al ser liberado por un juez de California después de haber pasado más de un cuarto de siglo en prisión. Murió a la edad de 63 años en Tanzania el jueves 2 de junio. 

http://www.democracynow.org/2011/6/6/former_black_panther_leader_and_political

Traducido para Rebelión por Silvia Arana


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