by editor | 2011-09-11 9:36 am
José Luis Méndez Méndez
Ha transcurrido una década desde el aciago 11 de septiembre de 2001, cuando el terrorismo golpeó a la nación norteamericana, desde entonces la cruzada de la lucha contra ese flagelo librada por el gobierno de Estados Unidos ha ocasionado cientos de miles de muertos y heridos en todo el mundo.
El terrorismo de Estado ha sido utilizado por administraciones estadounidenses, durante más de medio siglo, como instrumento de su sostenida agresión contra Cuba.
Emigrados cubanos como mercenarios fueron captados, entrenados, armados y dirigidos para ser utilizados en la ejecución de cientos de actos de terror en Cuba, contra sus intereses, personal y de otros países en el mundo. Paradójicamente ninguno de estos criminales son considerados terroristas, ni sus organizaciones están incluidas en las numerosas listas que cada año confecciona Estados Unidos para certificar quién es terrorista y quién no.
Sin embargo Cuba, que ha sufrido el terrorismo durante más de cinco décadas, hace treinta años que aparece en una de esas listas como supuesto país patrocinador del terrorismo según la versión norteamericana.
Más incomprensible resulta conocer que Estados Unidos después de Cuba ha sido el país más afectado por el propio terrorismo ejecutado por los mercenarios de origen cubano refugiados en su territorio, protegidos, amparados y tolerados. Más de 330 actos de terror han ejecutado estos terroristas dentro del territorio norteamericano, diez de sus ciudades han conocido la violencia de los anticubanos. En New York donde el 11 de septiembre próximo se conmemorará la trágica fecha, los criminales anticubanos han realizado 81 hechos de ese tipo.
El 11 de septiembre de 1976, Omega-7 colocó una bomba que estalló contra el barco soviético Iván Shepotkov en New Jersey. La misma organización en igual fecha pero de 1980, preparó un comando de Omega-7, que asesinó al diplomático cubano Félix García Rodríguez, hecho todavía impune. Esta formación terrorista se había creado el 11 de septiembre de 1974 inspirada y en honor al primer aniversario del golpe de estado castrense que llevó el fascismo a Chile, después de derrocar y asesinar a su presidente constitucional.
El mismo día del año siguiente estos extremistas, que acostumbraban a actuar el 11 de septiembre, colocan una bomba que estalló en el Consulado de México en Miami, Florida y otra similar en el Consulado del mismo país en New York e incendió un medio de comunicación en Miami.
El terrorismo dentro de Estados Unidos tiene varias caras, el perseguido por sus gobiernos en los más oscuros confines de la tierra, que ha servido como pretexto para invadir países, asesinar masivamente y el tolerado, que permite que los extremistas anticubanos operen con entera libertad, que puedan organizarse, recolectar fondos, amenazar con nuevas acciones, que da abrigo al terrorista internacional Luis Posada Carriles, cuyas relaciones con la CIA datan, como agente pagado, desde marzo de 1965 y que fuera declarado inocente en abril de 2011 de cargos menores después de un proceso amañado, que se dilató por más de seis años.
Las autoridades cubanas han sido consecuentes en su lucha histórica contra el terrorismo, condenaron de inmediato los terribles acontecimientos de septiembre de 2001, han firmado todos los convenios, tratados y acuerdos para enfrentar al terrorismo internacionalmente. Cuando no se actuaba cooperadamente para enfrentar ese mal en América Latina y el Caribe, Cuba firmó acuerdos para combatir la piratería aérea y marítima y el terrorismo con Canadá, Venezuela, México, Colombia y Estados Unidos en 1973.
El estado de necesidad permanente ha sido un imperativo para salvaguardar la seguridad nacional de Cuba y proteger la de otros países, incluido Estados Unidos. Informaciones obtenidas han permitido preservar la vida de ciudadanos norteamericanos entre estos a algunos de sus presidentes, han sido trasladadas oportunamente a las autoridades estadounidenses como las entregas hechas en junio de 1998, hoy desaparecidas de los archivos del FBI, de abundantes datos que alertaban sobre los planes e intenciones de los terroristas anticubanos para realizar actos de ese corte.
Mientras esta voluntad de cooperar se materializaba y se esperaba que fuesen neutralizados, el 12 de septiembre de ese propio año un grupo de luchadores antiterroristas fueron detenidos, procesados y condenados a injustas y elevadas penas de prisión, lo cual envió un claro mensaje de respaldo de las autoridades para los grupos violentos de Miami. Este año cumplirán 13 años de confinamiento particularmente cruel, privados de derechos elementales de acceso a su defensa, a recibir visitas de familiares, a conocer y acceder a recursos legales a su favor y aislados por un muro de silencio, que impide que se conozca su realidad, la cual se tergiversa, pero ante estas adversidades se mantienen dignos, con elevada moral y con la convicción de que serán liberados y regresarán a la Patria con el deber cumplido frente al terrorismo, que en Estados Unidos tiene varias caras.
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