Los indignados rodean el Congreso, protegido por la policía
Piden un referéndum vinculante y llaman a la huelga general
Alrededor de un centenar de indignados se han concentrado desde las siete y media de la mañana en las cercanías del Congreso, protegido con un amplio despliegue policial, el día en que el hemiciclo vota la reforma de la Constitución para introducir un límite al déficit en la Carta Magna, de forma urgente y sin referéndum. Su cita era en la plaza de Neptuno en la esquina con la plaza de las Cortes, desde donde tenían previsto aguardar la llegada de los diputados a la Cámara baja.
A su llegada, los agentes han pedido el DNI a los congregados para identificarlos, pero a medida que ha ido aumentando la afluencia de gente, han dejado de hacerlo, según explica el Twitter de los indignados de Acampada Sol. Recuerdan que, según la Ley orgánica de Protección de Datos, es ilegal mantener ficheros secretos de personas sin antecedentes, y subrayan que, en contra de su obligación, muchos antidisturbios van sin la identificación reglamentaria.
Como suele ser habitual, los participantes en la protesta convocada por el Movimiento 15M no han parado de moverse por las calles aledañas, tratando de acercarse, sin éxito, al Parlamento. En su recorrido, han gritado consignas como: “Que no, que no, que no sin referéndum” y “Ya se acabó la paz social”, y han leído fragmentos de la Constitución, como el artículo 1.2 que establece que “la soberanía reside en el pueblo español”.
Marcha por un referéndum
Al grito de “ahora no es Tejero, son Rajoy y Zapatero” arrancó anoche desde Atocha la manifestación convocada en madrid por el Movimiento 15-M contra la reforma constitucional pactada por el PP y PSOE. Un día antes de que esté prevista su aprobación en el Congreso para limitar el déficit, casi 1.000 personas marcharon hacia la glorieta de Neptuno pidiendo un referéndum y la huelga general. El bloqueo policial impidió que llegaran hasta el Parlamento, pero no frenó la lectura de un manifiesto “anticapitalista” y una asamblea posterior en mitad de la calzada para debatir sobre próximas convocatorias. El tráfico estuvo cortado durante más de cuatro horas.
Jubilados, estudiantes, amas de casa, jóvenes y otros que ya no lo son tanto se volvieron a unir en una marcha que transcurrió sin incidentes por el paseo del Prado. La manifestación estuvo animada por consignas ya conocidas como “PSOE y PP, la misma mierda es” o “menos policía, más educación”, y otras menos oídas como “Ahora no es Tejero, son Rajoy y Zapatero” o “el próximo parado que sea un diputado”. Y es que los indignados aseguran que el pacto entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición “es un golpe de Estado contra los derechos sociales”.
“Blindar el techo del déficit equivale a recortar drásticamente el gasto social público. Pasar de un déficit del 7% al 0,4% como plantean supone un recorte de 70.000 millones de euros cada año del gasto social público”, leía una joven del 15-M, que ha convocado esta manifestación bajo el lema “No a esta reforma de la Constitución. Abajo el orden de los mercados y el capital”. Además de reclamar una consulta a los ciudadanos “vinculante”, el manifiesto tocó asuntos como la financiación a la Iglesia, “mayor con Zapatero que con Franco”, la corrupción política o la “necesidad de unión, sin sectarismo”, en esta “lucha”. “Otro capitalismo es imposible”, concluye.
Entre los indignados marchaba una pareja, Carlos y Margarita, de 50 años, que no se sumaba a los cánticos. Son sordos. Explicaban mediante gestos que, aunque no oyen, les bastaban las numerosas pancartas de la gente para unirse a la causa. “Rompéis el pacto social” o “Constitucionalizar la pobreza, no”. Ismael y Enrique, dos estudiantes veinteañeros, prefieren no llevar lemas. Se consideran veteranos del movimiento porque estuvieron acampados en la Puerta del Sol “desde el principio”. Creen que la solución a la crisis empieza por “castigar a las rentas más altas”.
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