by editor | 15th July 2013 5:10 pm
RÍO DE JANEIRO.- Las apariencias engañan. Con su traje de baño a rayas, sus ojotas blancas, su camisa de jean y una gran mochila, Glenn Greenwald parece un turista que se pasea por la rambla de la São Conrado, en Río de Janeiro. Pero se trata del periodista, bloguero y columnista del diario británico The Guardian[1] que sorprendió al mundo con las revelaciones sobre la extensa red de espionaje cibernético de Estados Unidos que le filtró Edward Snowden, el ex analista de inteligencia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).[2]
“Snowden tiene suficiente información como para causar más daño al gobierno estadounidense él solo en un minuto del que cualquier otra persona haya tenido jamás en la historia de Estados Unidos”, afirmó a LA NACION Greenwald, de 46 años, y que desde estas latitudes escribe regularmente sobre los temas de seguridad internacional que lo han vuelto célebre, ganador de varios distinguidos premios.
Hoy, este neoyorquino, ex abogado, está en el ojo de la tormenta. Legisladores en Washington quieren llevarlo a juicio; espías de varios países buscan obtener la información secreta que Snowden compartió con él, el mes pasado, en Hong Kong y que le sigue enviando desde Moscú a través de un sistema de correo electrónico encriptado. Sabe que lo están vigilando y que sus conversaciones son monitoreadas. Incluso llegaron a robarle la laptop de su novio carioca, de su propia casa.
Tres hombres aguardan en el lobby del hotel Royal Tulip con credenciales de un congreso de osteoporosis del cual el conserje no tiene ni idea. ¿Son realmente médicos o están siguiendo a Greenwald? Las apariencias engañan.
-¿Comparte la decisión de Snowden de quedarse en Rusia mientras logra venir a América latina?
-Sí, lo más importante es no terminar en custodia de Estados Unidos, cuyo gobierno demostró ser extremadamente vengativo para castigar a los que revelan verdades incómodas, y en cuyo sistema judicial no se puede confiar cuando se trata de personas acusadas de poner en peligro la seguridad nacional del país; los jueces hacen todo lo que pueden para asegurar las condenas en esos casos. Sería puesto en prisión de inmediato para tapar el debate que ayudó a generar, y acabaría el resto de sus días tras las rejas.
-¿Rusia le da garantías de seguridad?
-No hay muchos países en el planeta que tengan la capacidad y la voluntad de desafiar las demandas de Estados Unidos. Pero Rusia es uno de esos países y lo ha tratado bien hasta ahora.
-¿Más allá de las revelaciones sobre el funcionamiento del sistema de espionaje en general, ¿qué información extra tiene Snowden?
-Snowden cuenta con suficiente información como para causar más daño al gobierno estadounidense él solo en un minuto del que cualquier otra persona haya tenido jamás en la historia de Estados Unidos. Pero ése no es su objetivo. Su objetivo es dejar al descubierto programas informáticos que personas en todo el mundo utilizan sin saber a qué están exponiéndose y sin haber aceptado conscientemente ceder sus derechos a la privacidad. Tiene una enorme cantidad de documentos que serían muy dañinos para el gobierno de Estados Unidos si fueran hechos públicos.
-¿Teme que alguien trate de matarlo?
-Es una posibilidad, aunque no creo que traiga muchos beneficios para nadie a estas alturas. Ya distribuyó miles de documentos y se aseguró de que varias personas alrededor del mundo tengan su archivo completo. Si algo le llegara a pasar, esos documentos serían hechos públicos. Ésa es su póliza de seguro. El gobierno estadounidense debe estar de rodillas todos los días rogando que nada le ocurra a Snowden, porque si algo le llega a suceder, toda la información será revelada y ésa sería su peor pesadilla.
-¿Puede América latina ser un buen refugio para Snowden?
-Sólo algunos países, como varios de América latina, China y Rusia, han desafiado a Estados Unidos, se han dado cuenta de que Estados Unidos ya no está en una posición de fuerza como la que tenía antes frente al resto del mundo, y que el resto de los países no tienen por qué obedecer sus demandas como si se tratase de una orden imperial. En América latina se siente una simpatía natural hacia Estados Unidos, pero a la vez hay un resentimiento grande por políticas históricas puntuales de Washington hacia la región. Lo que sucedió con el avión de Evo Morales en Europa provocó una reacción muy fuerte, fue tratado como si Bolivia fuera una colonia y no un Estado soberano.
-De los documentos que Snowden compartió con usted, ¿hay mucha más información relacionada con América latina?
Sí. Para cada país que tiene un avanzado sistema de comunicaciones, como es el caso desde México hasta la Argentina, hay documentos que detallan cómo Estados Unidos recoge este tráfico informativo, los programas que se utilizan para captar las transmisiones, la cantidad de intercepciones que se realizan por día, y mucho más. Una forma de interceptar las comunicaciones es a través de una corporación telefónica en Estados Unidos que tiene contratos con empresas de telecomunicaciones en la mayoría de los países latinoamericanos. Lo importante será ver cuál es la reacción de los distintos gobiernos. No creo que los gobiernos de México y Colombia hagan mucho al respecto. Pero tal vez los de la Argentina y de Venezuela sí estén dispuestos a tomar acciones concretas.
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