by editor | 2013-07-19 9:46 am
Emad MEKAY | Al Jazeera
Documentos obtenidos por la Universidad de California, Berkeley, muestran que EEUU envió dinero a través de un programa del Departamento de Estado para «promover la democracia» en la región de Medio Oriente. El programa apoyó vigorosamente a la oposición a Morsi y forma parte de un esfuerzo de la Casa Blanca para detener la marginación de los laicos favorables a Washington y recuperar la influencia en países de la Primavera Árabe que presenciaron el ascenso de los islamistas, que en general se oponen a los intereses de EEUU.
La ayuda se filtra a través de una pirámide de agencias del Departamento de Estado: DRL, MEPI, USAID, así como la organización cuasi gubernamental Fundación Nacional por la Democracia (NED). La MEPI fue creada por el gobierno de George W. Bush en 2002 en un intento de influir en la política en Medio Oriente después de los ataques del 11 de septiembre. USAID administra cerca de 1.400 millones anualmente en la zona, de los cuales 390 millones se dedican a la promoción de la democracia, según el Proyecto para la Democracia en Medio Oriente (POMED).
La NED envió por lo menos 120.000 dólares durante varios años a un oficial de policía egipcio exiliado, el coronel Omar Afifi Soliman -que sirvió en la unidad de elite de la policía de investigación en Egipto, tristemente célebre por sus abusos-.
Soliman alentó el derrocamiento violento del gobierno de Egipto dirigido por los Hermanos Musulmanes, cuando los oponentes de Morsi preparaban masivas manifestaciones callejeras contra el gobierno. Los militares egipcios, financiados y entrenados por EEUU, utilizaron esas manifestaciones para justificar su golpe del 3 de julio.
Financiación a otros oponentes
Otros beneficiarios del gobierno de EEUU también son oponentes del ahora depuesto presidente, algunos de los cuales habían llamado a derrocar a Mursi por la fuerza.
Entre ellos destaca el Frente de Salvación. Una antigua beneficiaria de la NED y de otros grupos de EEUU es una egipcia de 34 años, Esraa Abdel-Fatah, que se hizo célebre durante la batalla campal por la nueva constitución en diciembre de 2012. Llamó a los activistas a sitiar las mezquitas y arrancar de los púlpitos a todos los predicadores que apoyaban la propuesta de constitución antes de que se sometiera a referéndum.
Los archivos federales muestran que la ONG de Abdel-Fatah recibió apoyo de la NED, MEPI y NDI. Abdel-Fatah cruza Egipto de un lado a otro para concentrar el apoyo a su Partido Al-Dostor, que está dirigido por el exjefe nuclear de la ONU Mohamed ElBaradei, la personalidad más destacada del Frente de Salvación. Brindó pleno apoyo a la toma del poder por parte de los militares e instó a Occidente a no calificarla de «golpe».
Michael Meunier, jefe del Partido Al-Haya y con doble nacionalidad estadounidense y egipcia, ha recolectado fondos de EEUU a través de su ONG, Asociación De la Mano por Egipto. La organización de Meunier fue fundada por algunas de las personalidades más vehementes de la oposición, incluyendo al hombre más rico de Egipto y conocido multimillonario cristiano copto Naguib Sawiris, Tarek Heggy, ejecutivo de la industria petrolera, Salah Diab, socio de Halliburton en Egipto, y Usama Ghazali Harb, un político con raíces en el régimen de Mubarak y frecuente contacto de la embajada de EEUU.
Meunier ayudó a unir a la minoría copta, que se opone a la agenda islamista de Morsi, para que saliera a las calles.
El miembro del Partido Reforma y Desarrollo, Mohammed Essmat al-Sadat, recibió apoyo financiero de EEUU. Sadat fue miembro del comité de coordinación, el principal organismo organizador de la protesta del 30 de junio contra Morsi.
Algunos políticos respaldados por EEUU han confesado que Washington los alentó tácitamente para que incitaran a las protestas. «Nos dijeron que si veían grandes protestas callejeras que se mantuvieran durante una semana, reconsiderarían todas las políticas hacia el régimen de la Hermandad Musulmana», dijo Saaddin Ibrahim, egipcio-estadounidense opuesto a Morsi.
El Centro Ibn Jaldun de Ibrahim es uno de los mayores receptores de dinero de EEUU. Otros políticos egipcios reconocen que fueran animados por funcionarios estadounidenses para que estimularan el sentimiento público contra Morsi.
Defensa del programa de ayudas
La práctica de financiar a políticos y activistas antigubernamentales fue defendida por el Departamento de Estado y por expertos en Medio Oriente basados en Washington, cercanos al programa. «La línea entre política y activismo es muy confusa en este país», dijo David Linfield, portavoz de la embajada de EEUU en El Cairo.
Un funcionario del Departamento de Estado, que habló de manera anónima, insistió en que la ayuda se ajusta a los principios que defiende EEUU. «El gobierno de EEUUbrinda apoyo a los activistas de la sociedad civil por la democracia y los derechos humanos de todo el mundo, en línea con nuestros valores arraigados como el respeto de los derechos humanos fundamentales de libre expresión, reunión pacífica y dignidad humana», escribió el funcionario en un correo.
Algunos observadores sugieren que la presión de EEUU en Egipto puede tener más que ver con la compra de influencia que con la ampliación de los derechos humanos y el buen gobierno. «El financiamiento de los políticos es un problema», reconoce Robert Springborg, profesor en la Escuela Naval de Posgrado en Monterrey, California. «Si se dirige a la observación de las elecciones o para apuntalar la concurrencia política no me opongo. Pero suministrar mucho dinero a los políticos justifica muchas preguntas».
«En lugar de ser sincero sobre el respaldo a la democracia y la ayuda al pueblo egipcio, EEUU ha elegido un camino poco ético», resume Esam Neizamy, investigador y miembro de Fideicomisarios Revolucionarios, creado para proteger la revolución de 2011.
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