by editor | 2013-08-07 9:40 am
[1] Cabeza de una columna de las YPG que se dirige a luchar contra los grupos yihadistas en el norte de Siria. / Actukurde
Las representaciones que el PYD (Partido de la Unidad Democrática) tiene en distintas capitales europeas están difundiendo estos días un dramático llamamiento internacional para frenar lo que consideran el inicio de una campaña de limpieza étnica en el norte de Siria por parte de distintos grupos yihadistas, de forma especial por el llamado Frente al Nusra y la organización Estado Islámico de Irak y Siria (EIIS).
De acuerdo con esta denuncia, se habrían producido decenas de ejecuciones sumarias, cientos de secuestros y miles de personas habrían tenido que abandonar sus hogares ante las amenazas yihadistas, avaladas por varias fatuas (decretos islámicos) en las que se declararía de forma genérica a los kurdos como “traidores”, por lo que sería “halal” (permitido de acuerdo con el Corán) tomar posesión tanto de sus bienes como de sus mujeres.
Aunque esta política de tierra quemada afectaría a varias zonas habitadas por los kurdos en el norte de Siria, los asesinatos colectivos, violaciones, torturas y el secuestro de cientos de civiles estaría afectando especialmente a la región comprendida entre la ciudad de Alepo y la cuenca del río Eúfrates, que entra en Siria desde Turquía por Jarablus, ciudad convertida en bastión de las organizaciones islamistas más radicales.
Supuestamente, con esta campaña se intentaría romper definitivamente la continuidad territorial de la franja fronteriza controlada por esta minoría –entre el 12 y el 15 por ciento de la población total-, haciendo así inviable el proyecto autonómico puesto en marcha por el PYD.[2]
En concreto, las localidades afectadas por estas operaciones militares serían, además de la propia Jarablus, Mambij, situada al sur de la anterior, Al Bab, Al Safira y, sobre todo, Tall Hassel y Tell Aran, al sureste de Alepo, donde según esta denuncia habrían sido ejecutados en torno a 70 civiles, muchos de ellos niños y mujeres, los días 31 de julio y 1 de agosto. En total, estas fuentes calculan en unos 40.000 el número de civiles que habrían tenido que huir para escapar de estas operaciones de limpieza.
Una de las explicaciones para estas matanzas estaría en la ofensiva lanzada por los grupos yihadistas y algunas brigadas del Ejército Libre de Siria (ELS) próximas a ellos contra el denominado Frente Kurdo, compuesto por varias brigadas del propio Ejército Libre que, al estallar la guerra entre el PYD y las organizaciones yihadistas, habrían tomado posición a favor del principal partido kurdo y de sus Unidades Populares de Defensa (YPG).
De forma concreta, tanto las denuncias del PYD como del citado Frente Kurdo citan una reunión de mandos del ELS celebrada en la ciudad turca de Gaziantep bajo la dirección de Abdul Jabar al Akidi, en la que se habría aprobado la expulsión del Frente Kurdo del ELS, exigiendo a todas sus unidades la entrega de sus armas. La respuesta de Hadji Ahmad, líder de las brigadas kurdas del ELS, habría sido: “Ven a por ellas si te atreves”. Hadji Ahmad, en su declaración, también advierte a los países europeos que han aprobado el envío de armas a la oposición siria que “tienen que saber en qué manos caen esas armas y qué uso hacen de ellas”.
Según estas informaciones, desde las mezquitas de Jarablus, avalada por distintos imames salafistas, se habría declarado la “guerra santa” contra los kurdos, asegurando que aquellos musulmanes “que no les combatan son infieles y se colocan contra Alá y su profeta Mahoma”. Para Hadji Ahmad, por el contrario, estas “bandas de matones se dedican a secuestrar gente en la calle que después desaparece; torturan a gente adinerada para pedir luego un rescate, no tienen ningún objetivo revolucionario y sus acciones no solo son incompatibles con el islam sino que dañan su imagen; se trata de un bandidaje dedicado al saqueo. ¿Desde cuándo los bandidos, ladrones y saqueadores se convierten en revolucionarios?”.
Por su parte, el PYD, en su llamamiento de apoyo a la comunidad internacional, considera que “la revolución iniciada en marzo de 2011 por las mujeres del mercado Hamadiah de Damasco se ha convertido en una sangrienta guerra entre el régimen y una oposición dominada por grupos vinculados a Al Qaeda, infiltrados por voluntarios extranjeros, cuyo objetivo es implantar la sharia con una interpretación retrógrada del islam en contra de las minorías étnicas y religiosas de Siria”.
Como prueba de ello, el PYD ha publicado varios pasaportes, documentos de identidad y salvoconductos encontrados en el cuartel general de Al Nusra cuando ocuparon los barrios que aún quedaban en manos de los yihadistas en la igualmente fronteriza ciudad de Ras al Ain[3] (Sere Kaniye). En este sentido, estas informaciones aseguran que la ONG turca IHH (Fundación de Ayuda Humanitaria), una de las organizadoras de la Flotilla a Gaza hace tres años, estaría colaborando en la llegada de voluntarios yihadistas a Turquía, facilitándoles plazas hoteleras en Istanbul para que, desde aquí, puedan dirigirse al norte de Siria y se unan a la yihad.
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