Feria del Libro en Cuba

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LA FORTALEZA DE LOS LIBROS

La primera Feria del Libro organizada en Cuba fueron unas carpas con escasos volúmenes dispersos en el Parque Central de La Habana, en el lejano año de 1949. El artífice de aquella acción cultural fue el intelectual y político de izquierdas Raúl Roa. Diez años más tarde una profunda Revolución puso los libros al alcance de todos, y uno de sus primeros actos fue fundar una Imprenta Nacional de la que salieron 100 000 ejemplares del Quijote. Punto y seguido la campaña de alfabetización, la  escolarización universal de toda la población, fueron base para crear un gigantesco potencial de lectores a todo lo largo y ancho del país.
Sobre esa realidad en la década de 1980 se reanudaron las Ferias del Libro en La Habana Vieja, que luego se trasladaron al recinto de PABEXPO en los 90 y desde inicios del siglo XXI han establecido su sede permanente en La Cabaña, una fortaleza militar colonial del siglo XVIII, que ha visto sus muros inundados por cientos de miles de personas de todas las edades, que esperan con ansias la llegada del mes de febrero para saciar un incesante y voraz apetito de leer libros.

El río humano que inunda La Cabaña durante dos semanas lleva sus aguas a otros escenarios de la ciudad (el Pabellón Cuba, la Universidad de La Habana, la Casa del ALBA, la Plaza de Armas…) donde se reproducen las presentaciones de libros, los recitales de poesía y conversatorios de escritores con el público. Desde hace años la Feria ha dejado de ser un fenómeno cultural capitalino y se ha trasladado a todas las provincias del país, abarcando también los macizos montañosos y lugares apartados. Además, cada provincia cuenta ya con sellos editoriales, que dan salida a la producción literaria local con ediciones de progresiva calidad que han multiplicado significativamente el número de autores publicados, democratizado el mapa editorial de la Isla hasta límites impensables años atrás.
La Feria en su edición de este año ha estado dedicada a la escritora para niños Nersys Felipe, y al historiador Rolando Rodríguez. Junto a ellos están presentes numerosos intelectuales ecuatorianos, país al que está dedicado el evento, y no pocos de sus colegas cubanos y extranjeros, desde el Premio Nacional de Literatura Leonardo Padura hasta el sacerdote brasileño Frei Betto, incluyendo a los jóvenes que han visto impresas sus primeras páginas.
Una señal alentadora, que refleja un acercamiento a los paradigmas culturales presentes a nivel global, es que se ha incrementado la venta de libros digitales, los soportes para leer libros electrónicos, multimedias o la presencia de las actividades de la Feria en las redes sociales (Facebook, Twitter y otras), que transmiten por Internet muchas de las presentaciones y coloquios literarios.
Se multiplican los espacios paralelos para reuniones de editores, libreros, bibliotecarios, directores de revistas, encuentros de mujeres narradoras, poetas, economistas, historiadores y  toda suerte de promotores culturales, a lo que se unen exposiciones fotográficas, artes plásticas, películas, representaciones de teatro así como conciertos de trovadores y grupos musicales.
Desde hace varios lustros, la Feria del Libro  se ha consagrado como el evento cultural más importante de Cuba, tanto por la magnitud de sus propuestas literarias y de promoción, como por el creciente número de personas que  participan en sus numerosas  actividades a lo largo y ancho de la Isla. Un dato revelador lo constituye el hecho de que los libros siguen siendo subsidiados por el Estado y su acceso  se mantiene a precios relativamente baratos para amplios segmentos de la población, lo que explica la masividad de su convocatoria. Son esas miles de personas, que se dan cita cada año, las que han transformado la antigua fortificación de La Cabaña en una catedral mágica de símbolos y palabras, para que los libros, y no las murallas de piedra, se haya convertido en una verdadera fortaleza espiritual.

* historiador y ensayista cubano


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