JUEGO DE TRONOS EN ORIENTE MEDIO

by JM Arrugaeta, Global Rights | 10th April 2018 7:25 am

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EL MUNDO EN LA MIRILLA

Un periodista del siglo XIX  reportaría la noticia diciendo que en Ankara se reunieron el Zar de Rusia, el nuevo Sultán de Turquía y el Sha en funciones de Persia (en representación de la casta clerical de los ayatolas que manda). El mismo reportero añadiría que esta histórica reunión (una superpotencia y dos regionales) ha tenido como último fin repartirse la Gran Siria en zonas y esferas de influencia. Por lo demás una muy antigua aspiración de los tres asistentes a tan ilustre encuentro. Sin embargo no estamos en el siglo XIX, aunque muchas veces lo parezca. En cualquier caso no resulta claro si a ninguno de los asistentes se le ocurrió invitar  al “califa” de Damasco o si por el contrario el Presidente Bashar al-Assad declinó asistir a esta reunión de lobos  para no convertirse precisamente en el cordero de la fiesta.

Lo resultados que conocemos del encuentro son esencialmente garantizar la unidad nacional siria y continuar la lucha contra las organizaciones terroristas, nombrando especialmente a un ISIS, en pleno repliegue, y al Frente Al Nusrra, esta última una organización mutante que cambia de nombres como de camisa, dependiendo de las conveniencia de cada momento.

En cualquier caso hay que subrayar que una reunión en donde se habla y se deciden cosas sobre Siria, sin su Gobierno, resulta no solo de mal gusto sino claramente ingerencista. La reacción del Presidente sirio no se ha hecho esperar mucho y han sido un poco ácidas: El tono se puede resumir más o menos en preguntar con sorna ¿como puede ser confiable para Siria el régimen turco, que alienta, financia, cubre  y usa los restos de las milicias islámicas más radicales para invadir territorio sirio? En clara referencia a la toma de Afrín y la amenazas turcas hacia todo el norte de Siria.

Rusia, Turquía e Irán (más bien sus élites dirigentes) tienen además otros intereses compartidos en la región como pueden ser el petróleo, reactores nucleares, oleoductos y gaseoductos, y comercios de todo tipo.

Ante esta reunión de “Reyes” algunos podrían  suponer que los EE.UU, Gran Bretaña, Francia, Alemania (y de manera general la UE y la OTAN) y otros importantes protagonistas de este complejo conflicto regional (como pueden ser Arabia Saudita o el mismo Irak) van a aceptar ser meros espectadores de acuerdos y declaraciones de esta reunión. Pero ese supuesto sería una ingenuidad, repartidas de nuevo las cartas lo que parece es que ahora comienza otro juego: el de las abiertas y descaradas intervenciones extranjeras, que siempre estuvieron presentes en Siria pero mantenían otros perfiles.

El Gobierno de Damasco parece dar tímidas señales de ir asumiendo muy poco a poco que las legítimas reclamaciones de su población kurda, de una autonomía democrática, no amenazan en sí mismas su integridad territorial, aunque sean muy incómodas en lo que se refiere a su vertiente democrática de base y de igualdad de género. Un hipotético entendimiento, de cualquier tipo, del Gobierno con los kurdos de Rojava colocaría prácticamente fuera de juego el carácter civil e interno del conflicto en Siria. Incluso bien mirado el Gobierno de Damasco podría aprovechar ese entendimiento a manera de barniz democrático y renovador mirando al futuro de Siria, con una sociedad  llena de heridas de todo tipo y que habrá que reconstruir prácticamente desde sus cimientos.

Sin embargo en su entorno regional e internacional la manzana de la discordia es precisamente la vieja cuestión kurda, siempre sin solución

Por otro lado Basar al Assad le debe a Rusia e Irán, haberlo apoyado férreamente en los momentos más difíciles de la guerra, aunque en la misma medida en que afianza su estabilidad y retoma territorios, esa “deuda” se vuelve cada día más incómoda y pesada en lo que se refiere a ejercitar su soberanía como país independiente y su normalidad interna.

Puede ser que los tres mandatarios reunidos en Ankara decidieron repartirse la piel del oso antes de haberlo cazado, por lo que deberían repasar un poco la historia, pues algo así les pasó a las potencias occidentales al final de la I Guerra mundial, y cuando parecía que la actual Turquía iba a desaparecer del mapa fue precisamente un desconocido general turco, Kermal Ataturk, quien mediante un calculado golpe de audacia no previsto por nadie, determinó finalmente en los campos de batalla las actuales fronteras regionales.

La esencia de “guerra civil” parece ir declinando y cada vez más se perfila un final a favor del Gobierno de al-Assad, pero al mismo tiempo se incrementan los protagonismos de reparto de poderes y de intervención extranjera, tanto de potencias regionales como internacionales, sin tener en cuenta a la población de Siria, puede ser precisamente ese error de bulto, propio de la geo-política, lo que puede marcar la diferencia. Quien este en el terreno y mantenga firmemente su causa puede ir también marcando ritmos y resultados finales.

En cualquier caso este sangriento y dramático conflicto va a seguir dando lugar a acontecimientos, y la cumbre de Tronos escenificada en Ankara es un buen ejemplo, pero mucho de lo que suceda dependerá de la actitud y la conciencia de la fragmentada población siria, con toda su diversidad étnica, religiosa y cultural. La cumbre de Ankara muestra que hay un peligro real de que potencias

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