by JM Arrugaeta, Global Rights | 2018-11-27 7:36 am
La muerte del joven mapuche Camilo Catrillanca de 24 años, el pasado 13 de noviembre, durante un confuso operativo del del grupo especial Jungla de los carabineros.
El hecho dio lugar a contradictorias versiones por parte de las autoridades, así mientras el Intendente (Gobernador) de la Araucanía avalaba la versión de los carabineros y sostenía que el joven tenía “antecedentes por hechos delictivos”, el Ministro del Interior, y Presidente en funciones, Andrés Chadwick, declaraba en el Congreso que se había abierto una investigación, al mismo tiempo que diversas fuentes y los familiares de la víctima negaban que Camilo tuviese antecedentes penales.
Con el paso de las horas numerosos testimonios contradecían la versión policial, que afirmaba la implicación de Catrillanca en un asalto a un colegio cercano de donde se sustrajeron tres vehículos, que fueron perseguidos por varias patrullas del grupo policial especial Jungla, perteneciente a los Carabineros.
Jaime Huenchullán aseguró , por ejemplo, haber visto a Catrillanca “cinco minutos antes -de su muerte- rodeado de sus animales. El peñi andaba en el campo”. Mientras que otros testigos confirmaron que manejaba un tractor rumbo a su casa, acompañado de un menor de edad, y que dio la vuelta al ver la operación policial. Un relato que coincide con la autopsia preliminar que certificó su muerte como consecuencia de un solo y certero disparo en la nuca.
También se conoció que durante la intervención del grupo policial otras cuatro personas resultaron heridas de bala, y se encontraban detenidas, al igual que el menor de 15 años que acompañaba a Catrillanca en el tractor.
Primeras responsabilidades y crisis de una política de Estado contra los mapuches
Las comunidades mapuches han sufrido durante décadas hechos similares sin que sus autores sufriesen ninguna consecuencia. Sin embargo en este caso las fuertes reacciones sociales y políticas han conseguido que el caso no se cierre en falso por el momento.
Así un general y un coronel de los Carabineros tuvieron que presentar su renuncia, mientras que cuatro integrantes del grupo “Jungla” fueron dados de baja del cuerpo, según ha trascendido los mismos son los integrantes de la patrulla que disparó, mientras que el Intendente de la Araucanía presento su dimisión a los dos días.
Al mismo tiempo la policía judicial y la Fiscalía regional abrieron una investigación criminal, y hay que señalar que la citada Fiscalía cuenta con una Unidad Especial de Derechos Humanos, como consecuencia de un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a raíz de un hecho similar en la región, la muerte de Alex Lemús en el 2002
Simultáneamente las repercusiones políticas se hacían cada vez más evidentes, por ejemplo la diputada y portavoz del Frente Amplio Gael Yeomans declaraba: “Frente a esto no puede haber posibilidad de relativizar, tiene que haber responsables. Vamos a perseguir las responsabilidades políticas”
Sus palabras apuntaban directamente a la política del Gobierno denominado Plan Araucanía. Una política anunciada apenas unos meses antes, que si bien abre vías de dialogo con esas comunidades indígenas, al mismo tiempo mantiene intacta la vieja práctica de una intensa militarización en esa conflictiva región del país, y una buena muestra de ello es precisamente el grupo Jungla fue presentado hace apenas unos meses por el Gobierno como instrumento especializado para combatir “el terrorismo” en la zona, y ya el término lo dice todo
Por su parte José Alwin, Director del Observatorio Ciudadano y consejero del Instituto Nacional de Derechos Humanos, ahondando en el tema de la represión declaró: “Ercilla -el municipio de la muerte de Camilo- es un espacio sitiado. Un hecho como este se veía venir, es una crónica de una muerte anunciada”.
De mientras, a las protestas de las comunidades mapuches, que declararon varios días de movilización permanente, se le sumaban reacciones en la propia capital donde, el pasado día 15, más de cinco mil personas tomaron parte en una manifestación, que fue duramente reprimida desde su inicio por las fuerzas de Carabineros, produciéndose fuerte y violentos enfrentamientos durante horas en pleno centro de la Santiago de Chile, paralizando capital.
Una mirada para entender el conflicto mapuche
Los medios han destacado en este caso aspectos muy humanos como que Camilo Catrillanca era padre de un niño pequeño y su compañera está embarazada de seis meses, que su abuelo y su padre son líderes comunitarios muy respetados entre los mapuches y el propio Camilo fue, desde muy joven, un apreciado activista y defensor de su comunidad, Temucuicui, y de la cultura mapuche.
Los mapuches de hoy reivindican, igual que a lo largo de su extensa historia de resistencia, la defensa de sus fértiles territorios y sus numerosos recursos naturales. Su cultura ha mantenido durante siglos un uso y explotación comunal y racional de la tierra, lo que sustenta la continuidad de su cultura: religión, lengua, tradiciones y organización democrática comunitaria mediante la elección de sus líderes
Su economía actual se basa en la agricultura, la ganadería y una rica tradición artesanal, mientras que sus comunidades se asientan tanto al sur del rió Bio-Bio en Chile como en la pampa argentina, al tiempo que parte de su población también es emigrante hacia las capitales de esos países.
Según cálculos aproximados la población actual puede calcularse en unas 900.000 personas en Chile y unas 150.000 en Argentina. Datos que resultan imprecisos dado que este pueblo indígena, a pesar de su número, no cuentan con un reconocimiento oficial en ninguno de ambos países, por lo que no cuentan con autonomía, demarcación territorial o reconocimiento étnico-cultural.
Al histórico y constante despojo de sus tierras tradicionales y comunitarias, se le ha sumado en estas últimas décadas nuevas amenazas como parte de las políticas estatales de Chile y Argentina consistentes en la apropiación de grandes extensiones de tierra en favor de una insaciable agricultura de exportación, controlada por terratenientes y grandes empresas y acompañadas del consiguiente daño ecológico, la explotación intensiva enormes recursos en agua y masa forestal de sus territorios y la voraz minería internacional moderna.
Frente a este amenazador panorama, los mapuches (gente de la tierra, en su idioma) de ambos lado de la frontera, han organizado sus resistencias en base a su peculiar organización comunal y a su reafirmación como pueblo originario. Unas reivindicaciones y una resistencia difícil de manejar por la élites políticas y económicas dominantes en estos dos grandes países del Cono Sur.
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