Nuestro nacionalismo de cada día
Prácticas difusas de nacionalismo vulgar
Aníbal Ortizpozo
Rebelión
“El nacionalismo es la extraña creencia
de que un país es mejor que otro
por virtud del hecho de que naciste ahí”.
G. B. Shaw
Para los que trabajamos seriamente en el campo del arte y la cultura, está claro que el nacionalismo no es sólo ese “orgullo nacional” que algunos llevan por dentro. Lo complejo de su ideología y prácticas políticas, ha llevado a especialistas a establecer múltiples formas de nacionalismos: de primera y segunda generación, liberal, conservador, banal, romántico, cultural, étnico, religioso y revolucionario. No obstante, según los estudiosos, cualquier distinción de formas de nacionalismo es falsa, porque el nacionalismo es uno solo representado por una población construyendo una nación, un territorio y la creencia en una cultura común.
Por ejemplo, respecto del “nacionalismo cultural” se observa que se establecen programas o normas, que uniforman y mantienen las prácticas culturales preexistentes, sin considerar la diversidad. Además se sostiene un concepto racional y abstracto de cultura, privilegiando la llamada “cultura popular”, sin definirla, instalándola como el ideal en toda la extensión territorial, excluyendo, postergando las formas de cultura no consideradas “populares”.
Cualquiera que sean las formas o prácticas de nacionalismo, surgen de nuestra legítima duda múltiples interrogantes que investigar: ¿ser nacionalista, en qué grado? ¿Existe contradicción entre nacionalismo y la tradicional postura internacional del socialismo? ¿Cuáles son los límites de ser nacionalista…? ¿El ultranacionalismo, ideología o dogma religioso?
En ocasiones el nacionalismo ha estado estrechamente ligado a líderes carismáticos que no son del todo responsables del “culto a la personalidad que ellos generan” o un hiperliderazgo que sostienen, una vez en el poder, desplazando a colectivos, movimientos sociales y partidos políticos que lo eligieron democráticamente. Reseñados en la historia política de Latinoamérica cito sus movimientos, sin establecer o calificar límites definidos entre el bien y el mal que su liderazgo produjo. Por un lado se habla de: Alfaristas (EC), Sandinistas (NI), Farabundistas (SV), Torrijistas (PA), Velazquistas (PE), Fidelistas (CU), Allendistas (CL), Zapatistas (MX), Varguistas (BR), Gaitanistas (CO), Chavistas (VE), Correistas (EC), Kircherismo (AR); por otro lado, Somocistas (NI), Duvalieristas (HT), Batisteros (CU), Gomecistas (VE), Pinochetistas (CL), Stroessneristas (PY), Fujimoristas (PE), Peronistas (AR), entre otros. Calificados de nacionalistas, chovinistas, populistas y autoritarios, llegaron al poder por la vía democrática electoral o por la fuerza de un golpe militar. Algunos de ellos, aún hoy se mantienen en el imaginario colectivo de los pueblos que añoran su presencia, para que les resuelva los males que los agobian.
El caso del Perón y el Peronismo, fue desastroso; cuando este movimiento político terminó con la intimidación sangrienta y asesinatos de la Triple A que desembocaron directamente en las dictaduras militares de Argentina donde los militantes revolucionarios del Peronismo que no fueron asesinados o “desaparecidos”, debieron emigrar o pasar a la clandestinidad.
El Peronismo del 83 controlado por los mismos burócratas y políticos burgueses se degradó al comprometerse por acción u omisión con las dictaduras militares, fueron favorables a la manipulación de la jerarquía eclesiástica más reaccionaria. Se intervienen sindicatos, se encarcela a sus dirigentes más representativos, se tortura y asesina a activistas obreros y militantes para reducir al movimiento obrero a un sindicalismo burocrático y policiaco. Este peronismo entonces formó parte integral del sistema dependiente y terminó participando activamente en el aplastamiento de las corrientes revolucionarias que surgieron a partir de la resistencia a las dictaduras. Éstas notas sobre Perón y el peronismo no las leí en ningún libro, las oí lenta y pausadamente de la boca de ese gran artista plástico argentino Ricardo Carpani, cuando vino a Caracas a exponer su Carpeta Carpani Tango, mientras con una sonrisa cómplice, nos entregaba su libro “Nacionalismo Burgués y Nacionalismo Revolucionario”.1
Si investigamos, sobre prácticas “ultranacionalistas”, la relectura de documentos históricos, nos ubicará en la “Topografía del Terror”2 pues su testimonio nos remite a los capítulos más denigrantes de la historia de la humanidad y naturalmente, a Adolfo Hitler, procedente de una familia pequeñoburguesa, quien en 1921 se convirtió en el presidente del Partido Obrero Alemán “Nacional Socialista”. Su doctrina ultranacionalista y racista del Nazismo cegó la vida a millones de seres humanos en su país de origen y sometió a sangre y fuego a las naciones europeas con su política nacionalsocialista de expansión.
Aún hoy existen naciones, países en Latinoamérica cuyos gobiernos celebran “200 años de Independencia”, levantan banderas nacionalistas, gigantografías con las palabras PATRIA, SOBERANÍA, INDEPENDENCIA, mientras mantienen y desarrollan conflictos fronterizos, para enmascarar sus crisis internas, donde la miseria, el desempleo, la corrupción e ingobernabilidad nos revela su alta dependencia. Crean leyes como el Plan Patriota de Colombia a imagen y semejanza de la “USA Patriot Act” en EEUU. A quien discrepe de sus políticas o se rebela le arrancan la vida, la libertad o por lo menos le arrancan los documentos. Calificados ayer de comunistas, hoy terroristas, sin derechos humanos, permanecen, sin ser enjuiciados, en las cárceles del pensamiento único del Imperialismo o son condenados a vagar por el mundo como un paria sin patria ni identidad.
Los desplazados, exiliados y emigrantes forzados de Latinoamérica nos consolamos con el concepto de “La Patria Grande”, soñamos con “Unasur”, metáforas del internacionalismo e integración, no obstante que ellas, están aún en el campo utópico. Los proyectos y programas de integración de nuestros gobiernos, están blindados de un “empecinado nacionalismo”, donde en los acuerdos bilaterales no tienen cabida, los que viven fuera de sus países de origen, no son de aquí, ni de allá, a la hora de representar a algún país, están flotando en la diáspora.
Hasta hoy nunca hice pública mi experiencia como extranjero, en ésta mi querida residencia venezolana, en ocasiones es doloroso y difícil hablar de uno mismo, no obstante es importante hacerlo, para comprender, cuando determinadas prácticas sobre nacionalidad, como las que he vivido en Venezuela, pertenecen a la débil condición humana en sí, o ellas sirven para disfrazar una acción ultranacionalista de grupos políticos.
Solo citaré cuatro de ellas, sin entrar en detalles: 1976 Fui secuestrado en un lugar público de Caracas por la DISIP3, privado de mi libertad y documentos de identidad, retenido e interrogado. 1977 Contratado como docente, por el estado venezolano para la EAVCR4, un día cualquiera en los muros del local aparecen grafitis contra mi persona, realizados por profesores y alumnos, se me calificaba de “comunista chileno” y que me fuera del país. Por otra parte, el director de la institución, el Maestro Claudio Cedeño, expresó en un informe: “Lo realmente preocupante de los letreros (grafitis) es la muestra de xenofobia manifestada contra un colega, legalmente nombrado, negando la tradicional hospitalidad de los venezolanos y la universalidad del espíritu del Libertador Simón Bolívar.”, “Por elemental delicadeza, ofrecemos nuestras disculpas al profesor Aníbal Ortizpozo. 1982 Cuando cumplía siete años de labor docente, para el Estado venezolano, un ministro de educación, dirigente sindical de Copei de apellido Montilla, decidió literalmente “botarme” del trabajo, el caso, llega a la Corte Suprema en lo Contencioso Administrativo, según el ministro y su departamento jurídico, un extranjero, no podía ejercer la docencia, porque era un derecho político exclusivo de los venezolanos. La Corte Suprema, dijo no y falló a mi favor, después de dos años, sentando jurisprudencia. Naturalmente conté con la solidaridad de talentosos juristas venezolanos. 1994 ACNUR /Venezuela decidió darme la condición de Refugiado Político, ofreciéndome protección, a la que por ahora, no he tenido necesidad de recurrir. 2005 La Galería de Arte Nacional del MPPPC, publica el Diccionario Biográfico de los Artistas Plásticos, ante la sorpresa de todos los que conocen mi obra y trayectoria en Venezuela, se me excluye, intentando borrar, mi obra artística de más de 30 años en el país.5 Quienes lean esta información, pueden sacar sus propias conclusiones y establecer, si estas prácticas tienen relación con alguna forma de nacionalismo o no.
Crítica a “doble nacionalidad” prácticas en Venezuela: Está en la memoria de los extranjeros nacionalizados la argumentación que hiciera Luis Britto contra la existencia constitucional de ciudadanos con doble nacionalidad. Los detonantes, un mediocre programa de televisión y la nota de Luis Britto publicada en Aporrea titulada “Por qué se insulta al venezolano”, donde entre otras cosas escribe: “Como venezolano que he sido, soy y seguiré siendo, me resisto a que un extranjero me legisle, me administre, me sentencie, me represente o decida sobre mi destino y el de mi República etc.… “Amo y respeto a todos los extranjeros, pero opino que deben ejercer el poder político en sus propios países”… “Venezuela merece tener un gobierno de los venezolanos, por los venezolanos y para los venezolanos” 6 .
Las críticas y justificaciones no se hicieron esperar, publicadas en Aporrea, calificando el texto de Britto de “exabrupto por indignación” o “mal interpretación”, porque él supuestamente, sólo se refería a la dimensión jurídica constitucional, al marco jurídico de la doble nacionalidad…Para algunos opinantes de profesión la ofuscación le sacó lo más controversial de su nacionalismo. Entre las críticas de compañeros que apoyan el proceso revolucionario bolivariano, se encuentran entre otras: “Es el tipo de error en que se incurre cuando la pasión invade el reino del derecho y el terreno de las leyes. Nada justifica apropiarse o valerse de los propios argumentos del fascismo, de la derecha xenófoba, ni siquiera actuando en defensa propia…”expresó Xavier Padilla.7
Por su parte María Linares expresó: Insisto la lucha no es contra el extranjero, la lucha es contra el capitalismo, donde este último perviva. No se debe perder, pues, la verdadera base de los acontecimientos: la lucha de clases. Por consiguiente, la tarea de todo socialista, consiste en borrar las fronteras para lograr la unidad de todos los revolucionarios del mundo y, así, derrotar el imperialismo. Encumbrar lo nacional es un engaño burgués (y a menudo de fuerzas retrógradas); nuestro deber-ser, esto es, nuestra necesidad fundamental, la internacional socialista.8 Personalmente, creo que Luis Britto -a quien estimo y comparto su lucha antiimperialista- en cuanto humano, se equivocó como cualquiera de nosotros, y debe una explicación pública a quienes ofendió con la presunción generalizada de deslealtad a la patria venezolana de cientos de miles de extranjeros nacionalizados, cuyo número es imposible determinar, porque la estadística no los discrimina, para ella sólo son venezolanos .
Cuando se me pregunta por qué, en tanto tiempo de residencia, no me nacionalizado venezolano, respondo que tener una nacionalidad es inevitable, pero tener dos o más, ¿quién lo soporta?, solo Macelline, mi amiga brasileña, que tenía tres nacionalidades, con sus respectivos pasaportes y visados, la nacionalidad venezolana donde vivían sus hijos pequeños, la brasileña, donde había nacido, y francesa donde vivía su madre; su residencia los aviones, y aeropuertos.
Lo nacional y el nacionalismo han estado y estarán presente en nuestras vidas ciudadanas, como un ideal por alcanzar con sus respectivos matices conflictivos, cuando divide nuestros pueblos, establece fronteras, crea muros contra la naturaleza humana, dificulta la unidad e integración entre nuestras naciones, entorpece nuestra emancipación, genera mitos patrióticos nacionalistas que sólo ha servido para legitimar en el poder a las oligarquías más despreciables y espoliadoras. Es también entre otras cosas, el caldo de cultivo de la ideología política del ultranacionalismo, que más que ideología parece una religión dormida en el interior de los humanos como un monstruo, que se despierta con las guerras civiles y fronterizas de nuestras naciones, alimentándose de la sangre de pueblos hermanos.
En síntesis, la defensa de la nación, es un acto necesario, legítimo, debemos defender nuestra patria de la injerencia y agresiones externas, sin ser nacionalistas, ni patrioteros. No estar haciendo gala de una independencia, que aún no hemos alcanzado, porque dependemos en lo económico, tecnológico y cultural de las naciones más poderosas. Participar en la lucha por nuestra soberanía, comprendiendo que toda lucha de liberación nacional, es un punto vital en todo programa de transición al socialismo en nuestros pueblos.
Notas
1 Ricardo Carpani “Nacionalismo Burgués y Nacionalismo Revolucionario”, Contrapunto. Argentina.
2. Topografía del Terror (Topographie des Terrors), Berlín, Alemania. Niederkirchnerstraße 8 10963 Berlín.
3. DISIP: Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención. Venezuela.
4. EAVCR: Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas de Caracas, Venezuela.
5. Aníbal Ortizpozo, “ Borrón Histórico; creadores, espacios y obras del arte venezolano I”. Debatecultural.org.
6. Luis Britto “Por qué se insulta a los venezolanos” Aporrea.org.
7. Xavier Padilla, “ Luis Britto García y el problema de la doble nacionalidad” Aporrea.org.
8. María Linares, “ Encumbrar lo nacional es un engaño burgués” Aporrea.org.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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