Entre la alternancia y la alternativa
Tras una década, la última del siglo pasado, en la que la hegemonía mundial de EEUU parecía consolidarse en todos los terrenos, desde el militar hasta el económico, el comienzo del nuevo milenio mostró, primero en forma de ataque armado y luego a modo de crisis sistémica, la debilidad intrínseca de dicha superioridad política. Mientras tanto, un nuevo mundo emergía casi inadvertidamente, al menos para los occidentales, acostumbrados a ser el centro del planeta. Los denominados BRICS (Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica), fueron mostrando paulatinamente que la hegemonía unilateral de EEUU y su atlantismo estaban en franca decadencia, mientras ellos, antiguas colonias, considerados países subdesarrollados y ninguneados en las instituciones supraestatales creadas para controlar el mundo, despegaban en todos los terrenos en los que antes eran pura periferia, poco más que una mezcla de obra de mano barata y nuevos mercados.
Hoy en día esos países, que concentran el 42% de la población mundial y producen el 25% del PIB, son un agente mundial de primer orden. Marcan una tendencia positiva en la mayoría de ámbitos, lo que pone aun más en evidencia la decadencia de quien aspiraba a ser el Imperio del siglo XXI. Son, además, plenamente conscientes de ello y reivindican para sí la cuota de poder que en pura lógica les corresponde. Ya ejercen de contrapoder y se postulan como alternancia para misiones en las que hasta ahora la primera y la última palabra la tenían los mandatarios norteamericanos. La cumbre de Durban marca una agenda en este sentido.
No obstante, su diversidad es inabarcable y su desarrollo contradictorio. Está por ver si cuando reivindican ese nuevo orden mundial y un papel central en él se están postulando como alternancia o como contrapoder real, como alternativa. Está claro que en algunos casos su lógica responde a la del espejo: aspiran a ser ellos imperio, siquiera regional. En otros casos, su historia les empuja a plantear y querer protagonizar esa alternativa. De esa dialéctica nacerá ese mundo nuevo, interesante por contradictorio, contradictorio por interesante.
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