América Latina en la mirilla: ¿OPERACIÓN VENEZUELA?
El alto grado de violencia y el objetivo declarado de la oposición venezolana de derrocar al Gobierno mediante un calculado aumento del enfrentamiento social y el uso de métodos violentos, que serían calificados en cualquier otro lugar como “terrorismo urbano”, han llevado a este país a ser el centro de atención en la región. El Gobierno de Nicolás Maduro ha convocado a una asamblea constituyente, mecanismo contemplado en la Constitución, sin embargo no parece previsible que la misma suponga un punto y aparte en el enfrentamiento actual.
Cabe preguntarse, antes de entrar a analizar los graves acontecimientos que se suceden en torno a este importante país sudamericano, si estos obedecen a una “Operación” de acoso y derribo con sede principal en Washington, de las que hay abundantes y dramáticos antecedentes en la región.
Numerosos indicios y similitudes parecen apuntar en esa dirección, la izquierda del subcontinente se manifiesta convencida de la teoría de “conspiración” apoyados en la constatación documental de financiamientos y apoyos de todo tipo desde el exterior del país, que incluyen no solo a instituciones de los EE.UU
Aunque la respuesta definitiva aun resulta difícil de comprobar, sin embargo es necesario mantener la interrogante inicial y la sospecha razonable, pues sin duda condicionan las maneras de mirar y de juzgar la actualidad de la Venezuela de hoy.
Antecedentes cercanos de una crisis
La desaparición física del Comandante Hugo Chávez parece un punto de partida necesario para entender acontecimientos y dinámicas. Sin entrar a analizar la importancia de los líderes en cualquier contexto, lo cierto es que su “ausencia” resulta más que notoria, y es punto de partida de los intentos de la derecha venezolana, y sus sostenedores externos, para intentar recuperar el poder político y administrativo que perdieron democráticamente, hace más de década y media, ante el empuje constante de una Revolución bolivariana que contó con un amplio apoyo social y electoral.
La muerte del Comandante Chávez coincidente con una devaluación constante de los precios de los hidrocarburos, principal rubro exportador, sumado a las contradicciones y desgastes propios de cualquier proceso transformador, han conducido a la crisis actual. Una crisis que ha puesto de manifiesto las debilidades de la Revolución bolivariana: la continuidad de un modelo económico extractivo-exportador petrolero y de minerales, unas políticas sociales basadas exclusivamente en la distribución de parte de la renta petrolera mediante el Estado, unido a la ausencia de cambios sustanciales en lo referido al dominio de la economía interna y las importaciones por parte de la gran burguesía venezolana (que obtiene sus recursos en dólares mediante los fondos asignados por el propio Gobierno), espacios de corrupción, y un desgaste creciente de su base social que se ha ido reflejando el campo electoral.
Las dos caras de la oposición política, y un Gobierno errático
A pesar de su victoria en las últimas elecciones legislativas la oposición venezolana sigue empeñada en sobrepasar los marcos legales intentando forzar un adelanto de los comicios presidenciales por cualquier medio, o el derrocamiento del actual mandatario mediante acciones directas. Si bien por un lado los grupos integrantes de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática) presentan su reclamación como ejercicio de un derecho legítimo, pacífico y democrático, al mismo tiempo fomentan una peligrosa táctica de extrema violencia callejera, que como muestran las imágenes está perfectamente organizada. En este contexto es necesario destacar el importante papel que están jugando los grandes grupos mediáticos internacionales presentando una visión parcializada y deformada a manera de matriz de opinión prefijada de antemano, como si en Venezuela existiese una “dictadura”.
Un dinámica de peligrosa fractura social que se ha saldado hasta ahora con más de 55 muertos de ambas partes, unos 1.200 heridos y cuantiosos daños materiales.
Por su parte el Gobierno mantiene posiciones erráticas: utiliza un lenguaje fuerte y hasta amenazante en sus declaraciones mientras que es poco coherente en sus acciones, y en ese sentido a manera de ejemplos se puede constatar que ante la gravedad del desabastecimiento de alimentos y medicinas, las autoridades no adoptan medidas de fondo y estructurales, intentando no afectar el tradicional “monopolio importador”, que ejerce precisamente la gran burguesía que apoya a la oposición. O que lo mismo asume inmediatamente la inexplicable decisión del máximo poder judicial, disolviendo el legislativo a todos sus efectos y entregando sus poderes al Presidente, que al día siguiente el mismo Maduro rectifica y pide al alto tribunal revisar la decisión judicial.
La constituyente, y la intromisión extranjera
Finalmente la dirección del movimiento chavista ha lanzado como solución a la actual situación la convocatoria a una Asamblea Constituyente, con la finalidad expresa de promover un amplio diálogo social, sobrepasando el marco de partidos, instituciones y grupos políticos, que supuestamente deberá traducir el consenso que se logre en un nuevo texto constitucional. Sin embargo queda la pregunta de si el arriesgado paso anunciado por el Presidente, y ya convocado por el Poder electoral, logrará ser un punto y aparte en el actual enfrentamiento, pues por el momento la mayoría de la oposición ha rechazado la medida y sigue empeñada en forzar elecciones presidenciales anticipadas.
Cerrar provisionalmente una mirada a la actualidad venezolana exige obligatoriamente hacer referencia a la activa intervención extranjera. Baste comenzar por las acciones inusualmente injerencistas del Secretario de la Organización de Estados Americanos, Luís Almagro, reeditando tristes prácticas propias de los primeros años de la Revolución cubana, cuando esa organización fue calificada como Ministerio de colonias de los EE.UU. Una ofensiva diplomática e internacional apoyada por importantes gobiernos del continente como el de Brasil, México y Argentina, además del gobierno de EE.UU, por supuesto, y desde fuera de la región especialmente por España, siempre empeñada en recuperar antiguas influencias coloniales, lo que ha llevado finalmente a que el Gobierno venezolano haya anunciado su salida de la OEA.
Una acción directa internacional que se justifica, como suele ser habitual en estos casos, “en favor de la democracia y los derechos humanos”, acompañada de la correspondiente artillería pesada mediática, que parecen buscar una posible “intervención humanitaria”. Datos y noticias alarmantes que nos indican claramente la importancia estratégica de lo que se juega la región en Venezuela, y que nos devuelven a la pregunta inicial sobre la posible existencia de una “Operación Venezuela” en marcha.
Brasil, México, y el caso ecuatoriano
Numerosos analistas vienen comentando un cambio de tendencia en la correlación de fuerzas de la región tras la preeminencia del grupo de gobiernos “progresistas y/o nacionalistas” durante más de década y media. Un breve repaso a las políticas implementadas por el Gobierno de Mauricio Macri en Argentina nos puede dar una idea aproximada de cuales son los intereses económicos que se mueven tras numerosos acontecimientos políticos. En apenas un año de gestión el Presidente argentino, Mauricio Macri, ha rebajado al máximo los impuestos a las rentas más altas y a los grandes grupos exportadores, mientras aumentaba exponencialmente los impuestos indirectos, rápida subida del desempleo, acompañado de su correlación en los índices de pobreza y marginalidad social, privatización de empresas públicas, acuerdo de pago a los denominados fondos buitres y espectacular aumento de la deuda pública…Todas consecuencias ligadas directamente a la aplicación inflexible de recetas neoliberales.
Lo mismo se podría aplicar en el expediente económico al caso de Brasil desde el derrocamiento “legal” de la presidenta Dilma Rousseff, con el añadido de que en el caso de este importante miembro de los BRIC, las revelaciones de numerosos casos de corrupción han acabado afectando no solo ya al aparato político institucional sino también al Presidente no electo por voto popular, Michel Temer, cuyos días en el poder parecen estar contados. Las noticias que llegan de Brasil hablan claramente de una profunda crisis de gobernabilidad y desconfianza social que parecen empujar a una convocatoria a elecciones presidenciales directas a corto plazo. Y en este escenario, con los principales sectores políticos tradicionales bajo sospecha, reaparece como candidato con posibilidades muy reales la figura del expresidente Lula da Silva, aunque tampoco debemos descartar que dada la magnitud de los escándalos de corrupción “aparezcan en escena” figuras políticas y movimientos no tradicionales, que provengan, por ejemplo, de las iglesias evangelistas que cuentan con con amplia presencia en zonas del país, y que ya gobiernan diversos territorios y algunas importantes urbes.
Si viajamos a Ecuador, los resultados finales de la segunda vuelta electoral ecuatoriana dieron claramente la victoria al candidato oficialista de la Alianza País, por lo que Lenin Moreno aparece en primera instancia como continuador de las políticas del ya expresidente Rafael Correa. Este hecho sirve para matizar el debate sobre el cambio de correlación de fuerzas a favor de la derecha más neo-liberal y pro-norteamericana en la región.
Amenazas para la paz en Colombia
Tras la firma de los Acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC-EP, el 24 de noviembre del pasado año, la puesta en práctica de los mismos ha estado plagada de retrasos e incumplimientos por parte gubernamental. A estas alturas las autoridades, por ejemplo, solo han completado el 10% de los equipamientos y construcciones de las zonas de concentración de combatientes, una situación que ha llevado finalmente a las dos partes a fijar provisionalmente la fecha para la entrega de armas dos meses más tarde de lo previsto.
A lo anterior hay que sumarle la fuerte actividad paramilitar que muestra un sangriento saldo, en lo que va de este año de 44 personas asesinadas, entre ellos tres militantes de las FARC, crímenes y atentados a la paz que suceden en una atmósfera de impunidad dada la inacción de las autoridades. Otra señal de peligro ha sido la decisión del Corte Constitucional autorizando la posibilidad de que el parlamento modifique los acuerdos ya firmados entre las partes, y que incluso lo que se apruebe pueda ser anulado o vuelto a reescribir por el legislativo en un futuro, lo cual pone en cuestión los cimientos mismos sobre los que se asientan la puesta en práctica de los acuerdos.
Todo lo anterior habla a las claras de la fuerza e influencia que siguen teniendo los detractores de la paz negociada, encabezados por el expresidente Alvaro Uribe, al mismo tiempo que se aproxima la contienda presidencial, prevista para la primavera del próximo año, donde estos sectores de la derecha más extrema parecen contar con serias posibilidades.
Ante este alarmante panorama las actitudes de las FARC y del ELN se pueden calificar como diferentes, de acuerdo a sus propias actitudes y posicionamientos. Por una parte las FARC-EP parecen empeñadas en adelantar lo más posible en la implementación de los Acuerdos, buscando una posición política sólida y alcanzar una línea de “no retorno” que impida el retroceso o renegociación de lo ya cordado; mientras por su lado el ELN demuestra no tener demasiada prisa en alcanzar acuerdos a corto plazo, evitando así compromisos, ante la amenaza real de que un candidato del uribismo vuelva a ocupar la casa de Gobierno.
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