Bachelet confiaba en no tener que esperar para ser investida presidenta
LA falta de conocerse los datos de escrutinio definitivo, la única duda en torno a las elecciones presidenciales de Chile estribaba en si Michelle Bachelet sería elegida en la primera vuelta o si necesitaría una nueva ronda de votaciones. Tal como auguraban las encuentas, los primeros datos indicaban una holgada victoria de la expresidenta, seguida por la derechista Evelyn Matthei, en unos comicios marcados por el descontento social y el miedo a la abstención.
a expresidenta de Chile y aspirante a un segundo mandato, Michelle Bachelet, se perfilaba ayer como la inquilina de La Moneda, cumpliendo así los pronósticos de todas las encuestas que le auguraban una holgada victoria. Al filo de la medianoche (hora de Euskal Herria) se daban a conocer resultados con el 30% de los votos escrutados, que otorgaban el triunfo a Bachelet, que habría obtenido algo más del 46,42% de los votos, lo que, a falta de los datos definitivos, no evitaba que tuviera que concurrir a una segunda vuelta, que se celebraría el 15 de diciembre.
Nueve candidatos aspiraban a pasar a la segunda vuelta, pero solo la derechista Evelyn Matthei, y sobre todo la cartel de la coalición de izquierda Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, que desde el inicio de la carrera electoral se ha postulado como principal favorita para suceder a Sebastián Piñera.
Las candidatas, esperanzadas
Las dos candidatas se mostraron confiadas de alcanzar sus respectivos objetivos cuando acudieron a depositar el voto: Bachelet alcanzar la presidencia sin necesidad de una segunda vuelta; Matthei forzar a su rival a medirse con ella sin más competidores en liza.
La candidata de Nueva Mayoría a la Presidencia chilena votó en torno a las 9.30 horas en un colegio electoral de Santiago de Chile entre estrictas medidas de seguridad y una enorme expectación de medios de comunicación y ciudadanos deseosos de compartir unos momentos con la presumible próxima presidenta. Nada más depositar las papeletas, expresó su deseo de obtener la victoria en primera vuelta. «Nosotros hemos dicho que nos gustaría y ese ha sido nuestro esfuerzo, el convocar a votar para ganar en primera vuelta porque hay muchas cosas que hacer», declaró Bachelet, que ya ocupó el cargo de jefa del Estado entre 2006 y 2010. Sin embargo, asumio que podría no darse el caso y tener que acudir a una segunda vuelta. «Obviamente sabemos que hay nueve candidatos y las personas que concurren a votar eligirán a quienes corresponden», indicó.
Asimismo, la candidata de centroizquierda reivindicó su papel en la escena internacional y aseguró que si sale elegida presidenta mantendrá buenas relaciones con todos los países de la región. «Con todos los países vecinos vamos a tener las mejores relaciones», declaró tras votar en un colegio electoral del municipio santiaguino de La Reina.
Matthei también depositó su voto en la capital chilena, desde donde expresó su convicción de competir cara a cara con Bachelet. «Tenemos expectativas de que vamos a pasar a segunda vuelta», dijo nada más votar.
Frente a las encuestas que en todo momento han dado como favorita a su rival, Matthei sostuvo que «la mejor encuesta es la que vale, (la de) hoy día».
La candidata de la derecha depositó el sufragio en el mismo centro en el que minutos antes había votado el excandidato presidencial del centro-derecha Pablo Longueira, quien renunció en junio por sufrir una depresión. «No me cabe duda de que dentro de lo complicado de su estado de salud, él va a hacer siempre lo que crea que más justo para nuestro país y me alegra que haya a venido a votar», afirmó Matthei al respecto.
Según los primeros datos del Servicio Electoral de Chile (Servel), con menos del 10% de los votos escrutados, la expresidenta Bachelet lideraba los resultados electorales, con el 45,13% de los sufragios, por delante de la candidata de la derecha, Evelyn Matthei, con el 24,78%).
En tercer lugar se ubicaba el candidato independiente de derechas Franco Parisi, con el 11,87%, y en cuarto lugar el aspirante del centroizquierdista Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominmai, con el 10,99%.
Los otros cinco aspirantes a la Presidencia registraban porcentajes de votación inferiores al 5%.
Según la legislación chilena, se requiere el 50% más uno de los votos válidamente emitidos para alcanzar la Presidencia en la primera vuelta. En caso de no lograrlo ningún candidato, la segunda vuelta entre los dos aspirantes más votados se celebraría el 15 de diciembre.
El miedo de la abstención
Desde el momento en que se abrieron las urnas, el principal motivo de preocupación de todos los contendientes era el alto nivel de abstención que se esperaba en estos comicios, un temor que no era gratutito, ya que por primera vez se ha aplicado la modalidad de voto voluntario en este tipo de comicios, en medio de un clima de fuerte crítica y rechazo social a los partidos. Asimismo, el único antecedente previo sobre votación voluntaria en Chile no era alentador, ya que en los comicios municipales de 2012 la abstención alcanzó el 60%, echando por tierra todas las predicciones de las encuestas y permitiendo el triunfo de candidatos inesperados Por ese motivo, después de que el aun presidente Sebastián Piñera pidiera a todos los chilenos «que se levanten y vayan a votar en esta fiesta que son las elecciones en democracia», los nueve candidatos reiteraron el llamamiento a acudir a las urnas.
El clima de desencanto social que ha lastrado las posibilidades de la hasta ahora gobernante derecha también afecta a la propia Bachelet, que ayer mismo vio cómo un grupo de miembros de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces), ocupó su sede central de campaña. Los jóvenes, que sumaban un par de decenas, portaban dos grandes pancartas en las que se podía leer «Vamos a resistir lo que más podamos» y el «El cambio no está en La Moneda, sino en las grandes Alamedas». Isabel Salgado, portavoz de la organización, dijo a los periodistas que la acción es en rechazo a las elecciones de este domingo, en que además de un presidente, los chilenos renuevan el Parlamento y eligen consejeros regionales.
Bachelet y Matthei, rivales con destinos cruzados
Compartieron los juegos de la infancia, padres generales y los recorridos dictados por la historia trágica de su país, pero en esta campaña presidencial, desde su inicio, la expresidenta Michelle Bachelet ha ido varios pasos por delante de su rival, la candidata de la derecha, Evelyn Matthei.
Cuando Bachelet tenía seis años y Matthei cuatro, a veces pedaleaban juntas en la base aérea de Cerro Moreno, en Antofagasta, en el norte de Chile. Sus familias eran vecinas y sus padres, muy relacionados, compartían el mismo gusto por la música y los libros.
Pero el golpe de Estado de Augusto Pinochet contra Salvador Allende el 11 de setiembre de 1973 cambió sus vidas.
Alberto Bachelet fue detenido el mismo día y torturado hasta la muerte por su lealtad al derrocado presidente. Fernando Matthei, por su parte, se unió a la Junta Militar que -ironías del destino- le convirtió en el responsable del lugar de detención de su amigo, la Academia de Guerra.
Por eso, las elecciones de ayer tenían «elementos extraordinariamente dramáticos e increíbles, que iban de una infancia común en los años 50 a una candidatura a la Presidencia en campos opuestos», indicó a AFP la periodista Rocío Montes, coautor del libro «Hijas de general». «Nos sorprendió comprobar que (ambos generales) no sólo se conocían en el seno del Ejército del Aire, no sólo eran amigos, sino que eran, de hecho, los mejores amigos en el seno de la institución», reveló.
Por su parte, las jóvenes Bachelet y Matthei no eran muy cercanass y no coincidieron en clase por su diferencia de edad. Pero pese a sus diferencias de carácter, la vida en una base militar les llevó a ambas a compartir características comunes, tales como en sentido del orden, el deber y el amor por los estudios.
La muerte del general Bachelet en marzo de 1974 tras meses de detención y de tortura marcó profundamente a su hija y determinó un compromiso político que le llevó a presentarse por segunda vez a las presidenciales. Un compromiso que también fue alimentado por la persecución, la tortura y el exilio que sufrieron ella y su madre.
A Matthei el golpe de Estado le cogió en Londres, donde estaba destinado su padre y desde donde volvieron a Chile. En los últimos años de la distadura de Pinocher, hizo campa activa por uno de los partidos que apoyaron al dictador.
Durante la campaña ambas han guardado silencio sobre la dictadura y la venganza no parece animar ahora a Bachelet GARA
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