QUIEN ES QUIEN EN EL CONFLICTO DE YEMEN
Presentamos aqui una parte del trabajo del CIDOB sobre Yemen, Quién es quién en el conflicto de Yemen.
CIDOB es una comunidad dinámica de analistas que trabaja para elaborar y ofrecer a todos los actores políticos, desde la ciudadanía hasta las organizaciones internacionales, información e ideas para formular e impulsar políticas que reviertan en un mundo más seguro, libre y equitativo para las personas.
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El trabajo completo se puede leer aqui.
PRINCIPALES ACTORES BELIGERANTES
Movimiento Hutí (Ansar Allah)
Los Partidarios de Dios (Ansar Allah), más conocidos como hutíes, parten con unas credenciales sectarias, tribales y de clan: son confesionales zaydíes, rama del Islam Shií que profesa algo más de la tercera parte de la población yemení, y están liderados por la familia Al Huthi, de la que toman su nombre. Surgieron a principios de la década de los noventa como un movimiento político-religioso en la gobernación norteña de Saada, feudo del clan tribal, y en 2004 se declararon en rebelión contra el Gobierno central, que en 2009 desató contra ellos una gran operación bélica sin conseguir derrotarlos.
Durante la Revolución de 2011 se alinearon en la oposición al presidente Saleh y en el desorden subsiguiente aprovecharon para hacerse con el control pleno de Saada y territorios circundantes. En 2013 participaron en la Conferencia de Diálogo Nacional al tiempo que reactivaban su insurrección armada, contribuyendo así a malograr este intento de consenso. Entre agosto y septiembre de 2014 sus agresivas milicias se apoderaron sin apenas esfuerzo de Sanaa, génesis de un auténtico golpe de Estado por etapas que culminó en febrero de 2015 con la defenestración del ya dimitido presidente Hadi, la disolución del Parlamento y la asunción formal del poder por un Comité Revolucionario. Los brutales atentados suicidas del 20 de marzo contra dos mezquitas shiíes en Sanaa -reivindicados por el Estado Islámico y que mataron a más de 140 personas, entre ellas el líder espiritual del movimiento, Murtadha al-Muhatwari- sirvieron de pretexto a los hutíes para, ayudados sin disimulos por el ex presidente Saleh y tropas fieles del Ejército, emprender una ofensiva militar en toda regla contra el sur del país con el objetivo principal de conquistar Adén, refugio de Hadi y sus partidarios.
Los hutíes se declaran republicanos y demócratas, luego niegan las acusaciones de pretender la restauración del viejo imanato zaydí (pero pro saudí) derrocado en 1962 y de tener aspiraciones teocráticas para Yemen, y se arropan con un discurso patriótico de regeneración nacional e intolerancia con la corrupción. Predican el rechazo al salafismo, el antisionismo y el antiimperialismo, por lo que consideran enemigos del mismo calibre al jihadismo sunní, al wahhabismo saudí, a Israel y a Estados Unidos. También se oponen a una reconfiguración federal de Yemen. Aseguran contar con 100.000 combatientes motivados y disponen de abundante armamento pesado capturado o entregado por simpatizantes del Ejército, todo lo cual les convierte en una formidable fuerza militar. Aunque sus lazos doctrinales y materiales con Irán y el Hezbollah libanés resultan claros, Ansar Allah niega estar recibiendo soporte militar de Teherán.
ABDELMALIK BADRADDIN AL-HUTHI (Matarah, 1982)
El máximo líder de Ansar Allah es un jeque de 33 años que recogió las banderas de su hermano mayor Hussein Badraddin, el caudillo fundador del movimiento rebelde, abatido por el Ejército en 2004, y de su padre Badraddin, fallecido por causas naturales en 2006. En septiembre de 2014 Abdelmalik describió el control de Sanaa por sus huestes como una “revolución victoriosa” y en enero 2015 sus hombres tomaron el palacio presidencial, tras lo cual el jeque dirigió un virtual ultimátum al presidente Hadi y a los partidos para que se plegaran a un acuerdo en torno a la hoja de ruta diseñada por los hutíes; su incumplimiento precipitó la captura del poder institucional el 6 de febrero, preámbulo de la arremetida hacia Adén. Abdelmalik acusa las monarquías del Golfo, Israel y Estados Unidos de apoyar el terrorismo anti hutí -Al Qaeda ha puesto precio a su cabeza- y, con tono nacionalista, promete resistir a toda costa la “agresión” militar de Arabia Saudí y sus aliados árabes, comenzada el 25 de marzo con una campaña de bombardeos aéreos. Sus hermanos Yahya Badraddin y Abdelkarim Badraddin también ostentan puestos de liderazgo.
MUHAMMAD ALI AL-HUTHI: Primo del anterior, preside el Comité Revolucionario que el 6 de febrero de 2015 se arrogó en Sanaa plenos poderes ejecutivos y legislativos con carácter “provisional”, a la espera del nombramiento de unas instituciones de transición. Su autoproclamada jefatura del Estado de facto no ha sido reconocida por ningún país, ni siquiera Irán, y es impugnada por la ONU y por el derrocado presidente Hadi, quien insiste en su legitimidad.
ABDELJALIK BADRADDIN AL-HUTHI: Comandante militar hutí, en noviembre de 2014 fue objeto de sanciones por el Consejo de Seguridad de la ONU, junto con su segundo al mando, Abdullah Yahya al-Hakim, y el ex presidente Ali Abdullah Saleh, por “obstruir la transición política en Yemen”. El 25 de marzo la cadena Al Arabiya informó de su muerte en un bombardeo saudí junto con otros comandantes.
HUSSEIN JAIRAN: General del Ejército yemení que en marzo de 2015 fue nombrado por los hutíes ministro de Defensa en sustitución de Mahmud al-Subaihi, huido a Adén para reunirse con el presidente Hadi. Viene siendo el responsable de la ofensiva militar contra Adén y las gobernaciones del sur.
PRESIDENTE HADI Y PARTIDARIOS
ABDELRABBUH MANSUR AL-HADI (Abyán, 1945)
Pese a sus denodados esfuerzos, el presidente Hadi, instalado oficialmente en la jefatura del Estado en febrero 2012, no consiguió encauzar la deriva nacional de Yemen debido fundamentalmente a la rebelión de los hutíes y a la labor de zapa de su recalcitrante predecesor, Ali Abdullah Saleh, al que sirvió como vicepresidente, aunque en este fracaso contaron también su limitado liderazgo personal y la falta de respaldos en el arco político civil. El 22 de enero de 2015, sometido por los hutíes a un virtual arresto domiciliario, presentó la dimisión lamentando las “humillaciones” sufridas en los últimos meses y el no haber podido lograr los objetivos de la transición democrática, pero justo un mes después se retractó al tiempo que escapaba a Adén, la antigua capital de Yemen del Sur, su primera patria.
Desde la urbe portuaria, Hadi, sunní y proestadounidense, denunció al Comité Revolucionario instalado por los hutíes shiíes, insistió en que seguía siendo el presidente legítimo -reconocido en efecto por la comunidad internacional- y reagrupó a sus partidarios civiles y militares para presentar batalla a sus enemigos. El envite no funcionó y el 25 de marzo, con Adén cercada por los hutíes y las tropas de Saleh, el mandatario puso los pies en polvorosa para reaparecer al día siguiente en Riad, coincidiendo con el inicio de los bombardeos aéreos de socorro de Arabia Saudí y sus aliados árabes. Desde su exilio seguro, Hadi solicita la intervención terrestre de las fuerzas de la Liga Árabe para expulsar a quienes tacha de “títeres” de Irán.
MAHMUD AL-SUBAIHI: Este general del Ejército yemení era ministro de Defensa cuando en enero de 2015 quedó bajo arresto de los rebeldes hutíes. Presentó la dimisión junto con el presidente Hadi y el primer ministro Jaled Bahah, pero tras la creación en febrero del Comité Revolucionario salió a respaldar la declaración constitucional de los hutíes. El 7 de marzo, en un nuevo bandazo, desertó a Adén para ponerse a las órdenes de Hadi, quien le encomendó la defensa del aeropuerto de la ciudad. Subaihi retuvo el aeródromo por unos días antes de caer prisionero el 25 de marzo mientras intentaba frenar el avance de las tropas hutíes en la gobernación de Lahij.
COMITÉS POPULARES: De extracción local y sesgo tribal, son milicias reclutadas entre los partidarios civiles de Hadi en su gobernación natal, Abyán, y en Adén, en cuya batalla, iniciada el 25 de marzo, participan como tropas irregulares.
EJÉRCITO NACIONAL: Su división entre los leales a Hadi y los partidarios de Saleh y sus aliados tácitos, los hutíes, es el factor crítico que ha conducido a Yemen a la guerra civil.
PARTIDO SOCIALISTA DE YEMEN: (Véase infra)
AL ISLAH: (Véase infra)
TRIBUS DE MARIB: (Véase infra)
EX PRESIDENTE SALEH Y PARTIDARIOS
ALI ABDULLAH SALEH (Sanaa, 1942)
Presidente de Yemen del Norte desde 1978 y del Yemen unificado desde 1990, Ali Abdullah Saleh, uno de los autócratas más veteranos del mundo árabe, se vio forzado a transferir el mando a su vicepresidente, Abdelrabbuh Mansur al-Hadi, en noviembre de 2011, al cabo de diez meses de revueltas populares y luchas facciosas, y bajo una enorme presión internacional encabezada por Arabia Saudí y Estados Unidos, sus antiguos valedores. Este estadista experto en manipular las turbulentas banderías yemeníes, atizar disensos en su provecho y sortear insurrecciones firmó su renuncia negociada a regañadientes y nunca aceptó sin más el final de su régimen autoritario. Aunque no impidió la purga por Hadi de sus familiares en el aparato de seguridad, siguió maniobrando desde la sombra y su hostilidad a las políticas reformistas de su sucesor fue en aumento.
En 2014, amparado en su inmunidad penal, Saleh adoptó una alianza tácita o clandestina, pero en ningún momento pública, con los rebeldes hutíes, los mismos a los que había combatido encarnizadamente (al igual que a Al Qaeda) y contenido durante su mandato pero con los que compartía fe shií zaydí, para subvertir el Gobierno nacional. En noviembre, el Consejo de Seguridad de la ONU le impuso sanciones por “amenazar la paz, la seguridad y la estabilidad” de Yemen. Desde marzo de 2015, sectores del Ejército que le guardan fidelidad sostienen combates a gran escala en Adén y el sur del país del lado de los hutíes proiraníes y contra los partidarios de Hadi, a los que apoyan las fuerzas aéreas de la Liga Árabe. No está claro qué espera obtener Saleh de este posicionamiento armado que contribuye a la descomposición violenta de Yemen y que le convierte a él en un paria internacional. Si se trata de recobrar el poder en Sanaa, este se halla firmemente en manos de los hutíes, quienes no parecen proclives a compartirlo.
AHMAD ALI ABDULLAH SALEH: El primogénito del ex presidente Saleh, que se prefiguraba como el delfín republicano de su padre en vísperas de la Revolución popular de 2011, fue destituido en diciembre de 2012 como comandante en jefe de la Guardia Republicana por el presidente Hadi, el cual le nombró a cambio embajador en los Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, quien portó los galones de general continuó vinculado a la milicia y su influencia viene advirtiéndose tras la postura desafecta de sectores del Ejército que han terminado por empuñar las armas en connivencia con los rebeldes hutíes. Por esa razón, Hadi le retiró las credenciales diplomáticas a finales de marzo de 2015. Los medios atribuyen grandes ambiciones políticas a Ahmad Ali Saleh, quien estaría buscando la oportunidad de encaramarse a la Presidencia de la República en mitad del caos que devora Yemen.
ABDELHAFIZ AL-SAQQAF: General al mando de las Fuerzas de Seguridad Especiales en Adén, en marzo de 2015 desafió un decreto de destitución del presidente Hadi y lanzó a sus tropas contra el aeropuerto de la ciudad, pero tras días de combates fue rechazado por las fuerzas lealistas. Salvó la vida en una emboscada dirigida contra el convoy que le llevaba a Sanaa en vísperas de la ofensiva bélica de los hutíes contra el sur.
GUARDIA REPUBLICANA: La mayor parte de este cuerpo de élite del Ejército yemení se mantuvo leal al presidente Saleh cuando la Revolución popular de 2011 y jugó un papel importante en la defensa represiva del régimen. En 2012 el presidente Hadi realizó una reestructuración militar que supuso la disolución de la Guardia, consideraba no fiable por las autoridades de transición. Ahora, muchos de sus antiguos integrantes, fieles al clan Saleh, combaten en la guerra civil en el bando de los hutíes.
EJÉRCITO NACIONAL: Un número importante de altos mandos, oficiales y soldados se ha puesto del lado del ex presidente Saleh, y por ende del régimen instalado por los hutíes en Sanaa.
CONGRESO GENERAL DEL PUEBLO (MSA): Las últimas elecciones legislativas, celebradas en 2003, confirmaron la hegemonía parlamentaria de un partido que invoca la ideología nacionalista y panárabe, pero cuya principal función ha sido siempre la de instrumento al servicio de Ali Abdullah Saleh y sus designios políticos. En la actualidad, el MSA sigue controlado por el antiguo jefe del Estado, que es su presidente orgánico. Aunque implicado en el proceso de transición y en la Conferencia de Diálogo Nacional, a finales de 2014, en paralelo al agravamiento del desafío de los hutíes, el MSA empezó a regatearle apoyos decisivos al presidente Hadi, no obstante ser este uno de sus miembros.
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