Movimientos sociales de Brasil exigen mejoras sociales y denuncian el gasto del Mundial
Diferentes movimientos sociales brasileños abrieron ayer (8 de mayo) con una manifestación en São Paulo un programa de movilizaciones que se prolongará hasta el inicio de la Copa, con el que pretende reclamar derechos básicos, al tiempo que denuncian el esfuerzo que la organización del Mundial ha supuesto para las arcas públicas.
Entre los participantes en estas acciones se encuentraban más de un millar de miembros del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) que llegaron a la ciudad el día anterior dentro de su jornada Nacional de Lucha por la Reforma Agraria.
Los manifestantes realizaron diversos cortes de tráfico en diversos puntos de la ciudad, incluida la céntrica avenida Paulista, y ocuparon simbólicamente las sedes de varias de las principales empresas beneficiadas por las obras de la Copa. La protesta se producjo precisamente el mismo día que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, llegaba a São Paulo para inaugurar el estadio de Itaquerão donde el próximo 12 de junio se celebrará la ceremonia de apertura del Mundial.
Los promotores de esta campaña, que lleva por lema “Copa sem Povo, Tô na Rua de Novo”, vertebra sus reivindicaciones a partir de seis ejes, con los que simbólicamente pretende equiparar los retos sociales del país con las seis copas ganadas por la selección brasileña. Uno de esos ejes básicos es el de la vivienda. De hecho, uno de los grupos de manifestantes fue el del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) que reivindicó la construcción de viviendas sociales en un terreno de 68.000 metros cuadrados ocupado en São Paulo por esta organización. Los organizadores exigen además el control de los precios de los alquileres y la formación de una comisión nacional para la prevención de los desalojos forzados. Este protagonismo tuvo sus frutos cuando la presidenta Rousseff se reunió durante 20 minutos con Guillerme Boulos, uno de los líderes del MTST de São Paulo.
Otro de las reivindicaciones de los colectivos es mejoras en el sistema de salud pública. Para ello reclaman que se destine el 10% del PIB al sistema público de salud y que se ponga fin a las subvenciones estatales a los planes de salud privados y a las privatizaciones de servicios. El precio y la mejora del transporte público, que fue el detonante de las grandes manifestaciones de junio pasado, también está en la agenda de los manifestantes que reclaman la creación de un fondo federal para reducir el coste de los pasajes hasta llegar a una tarifa cero bajo control público. Igualmente, los movimientos sociales también exigen que se haga efectivo la financiación del sistema público de educación con el 10% del PIB, la ampliación y construcción de nuevas guarderías y el mantenimiento del sistema de cuotas en las universidades que garantice la presencia de las minorías.
En el ámbito de la justicia, la campaña plantea la reclamación de una comisión nacional que estudie la violencia de Estado en las favelas y periferias urbanas, la desmilitarización de la policía militar y la eliminación de las medidas especiales contra manifestaciones y protestas. Por último, los manifestantes exigen que se permita la presencia de vendedores informales en las inmediaciones de los estadios durante la Copa, prohibida y restringida por imposición de la FIFA y una prevención efectiva de la explotación sexual.
Otro trabajador muerto en accidente
La plataforma de movimientos sociales también pide que se garantice una pensión vitalicia para los familiares de los trabajadores muertos o heridos durante las obras de preparación del Mundial. Una reivindicación que ayer vuelve a estar plenamente de actualidad tras el accidente que se cobró la vida de un operario que trabajaba en las obras del estadio de Cuiabá, una de las sedes del Mundial. El fallecido, de 32 años, murió como consecuencia de una descarga eléctrica. Este es el noveno trabajador que pierde la vida durante los trabajos preparatorios del Mundial.
El Mundial de Fútbol de Brasil comenzará el próximo 12 de junio. La preparación del mundial, así como de las Olimpiadas que en 2016 se celebrarán en Rio de Janeiro, ha supuesto una inversión de 25.600 millones de reales (unos 8.200 millones de euros), de los cuales 8.900 millones de reales (unos 2.870 millones de euros) se corresponden con la construcción y remodelación de estadios. Solo en el caso de los estadios, el coste de la inversión ha sido un 300% superior al inicialmente previsto. Además, las obras de infraestructuras y reurbanización han supuesto el desplazamiento a más de 200.000 personas, en su mayoría residentes en favelas y comunidades irregulares.
En los últimos tiempos se están incrementando los actos de protesta contra la Copa del Mundo. Sin embargo, hasta el momento su impacto está siendo mucho menor que el de las grandes movilizaciones del pasado año que sacaron a la calle a millones de brasileños. Por el momento, el movimiento está promovido por colectivos progresistas, vinculados a movimientos sociales tradicionales. No obstante, en los últimos tiempos también se están incrementando los llamamientos a través de las redes sociales autodefinidos de apolíticos, pero con un perfil conservador, aunque su plasmación en la calle está siendo hasta ahora nula. Pese a todo, el gobernante Partido dos Trabalhadores está incrementando también sus iniciativas en las redes sociales en apoyo de la Copa, en un intento de contrarrestar las críticas a un evento cuya cuenta atrás para su comienzo ya ha empezado.
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